lunes, 23 de septiembre de 2013

ENTREVISTA DE JAVIER GUTIERREZ A CARLOS IGLESIAS

"Adoro este país y me encanta ser español, pero le tengo rencor porque me duele profundamente" El director de cine Carlos Iglesias vino a Astorga a recoger el Premio de Honor del Certamen Nacional de Cortometrajes. Hijo de la emigración suiza, sus películas profundizan en las migraciones laborales y el exilio, dos constantes a lo largo de la historia de España, un país al que volvió y del que se siente decepcionado: "es un país de risa y efectivamente, no tiene ninguna gracia pero es un país de risa…", dice en un momento de esta entrevista realizada por el director de cine astorgano Javier Gutiérrez, 'Saberius'. JAVIER GUTIÉRREZ: ¿Qué es lo que te mueve a adoptar, en un momento de tu vida, partiendo de un registro en clave cómica, el compromiso de la realización, pasando por la tragicomedia y derivando hacia el drama en ‘Ispansi’? CARLOS IGLESIAS: Pues yo creo que los que nos mueve a todos es contar historias, sobre todo… Yo además no vengo del mundo del corto, no tengo una idea estética sobre el cine… Lo que me interesa realmente es la historia en sí… Yo siempre les digo a los cámaras que procuren que la cámara pase desapercibida; no me gusta que tenga protagonismo la cámara. En ese sentido también hay que decir que yo no he elegido ser director… Con ‘Un franco, catorce pesetas’ me ocurrió que, después de tocar a muchos productores, el que se interesó por la historia me dijo que se metía en ella siempre y cuando yo fuera el director, entendía que era una historia muy personal y se la podía dar a otra persona pero yo iba a ser como la mosca cojonera que iba a estar detrás de él durante todo el rodaje, diciéndole “esto es así, esto no es así” y me dijo: “Bueno, como tu has vivido la historia dirígela tú… Te lo piensas y me das una contestación…” Ya habían pasado muchos años, yo llevaba mucho tiempo intentándolo, tres años y medio, y como veía que no salía lo consulté con mi familia y con mis amigos y al final me animaron ellos a llevar la dirección… Y sí es verdad que después se te mete el veneno en el cuerpo (risas), y es cierto que el poder del director es la capacidad de contar la historia tal y como tú la quieres contar, ¿no?... Y sobre todo elegir las historias que a ti te interesan contar… Hay cosas que te importan y otras cosas que no te importan en la vida… Y eso no es una ventaja que tenga el actor; el actor siempre trabaja para el recuerdo, la memoria o, en cualquier caso, la historia de otro, ¿no?... J.G.: Realmente, las anécdotas remiten a muchos capítulos autobiográficos de tu infancia en Suiza, por ejemplo, desde ‘Un franco, catorce pesetas’ hasta la segunda parte que estáis presentando, ¿fue mucha la labor de selección de aquellos recuerdos que se agolparían en la memoria, en un momento dado?... C.I.: Sí, tuve más material del que hubiera querido por lo que te contaba antes… Yo tardé cuatro años en conseguir sacar la película adelante, entonces tres años, tres veranos, los dediqué a recopilar historias en Suiza de familias italianas y españolas o sea, ‘Un franco catorce pesetas’ digamos que es la historia no sólo de mi familia, sino también de otras familias italianas, por ejemplo la historia de la hija que se supone que Martín tiene con una suiza es la historia que me contó un italiano de 75 años a orillas de un río, allí, él estaba convencido de que la patrona con la que tuvo un ‘affaire’ tuvo un hijo de él… Y entonces me pareció que era una historia muy bonita, sobre todo por cómo la terminó, diciendo que la suiza jamás le pidió explicaciones sobre esa historia, ¿no?... Y a partir de ahí la introduje como si formara parte de la vida de mis padres, aunque obviamente hay cantidad de cosas que no les ha pasado a ellos… J.G.: Para la realización de ‘Ispansi’ además existe una aportación extra, una documentación exhaustiva respecto a esa época, e incluso en alguna ocasión has comentado cómo Ángel Gutiérrez, un profesor asturiano que tuviste en la Escuela de Arte Dramático, muchas de sus anécdotas que te transmitió de primera mano te inspiraron a la hora de llevar a la pantalla esa historia con todos aquellos testimonios de los niños de la guerra… C.I.: Sí, yo cuando llegué de Suiza obviamente desconocía la historia de los niños de la guerra, y al encontrarme en la Escuela de Arte Dramático con Ángel Gutiérrez, mi profesor de interpretación, que hablaba mucho sobre Rusia, y sobre su infancia en Asturias y cómo fue el viaje y cómo fue la acogida, y demás; me interesó muchísimo su historia, yo creo que entre la de él y la mía hay un lugar común, y es el estar fuera de España e idealizar España desde fuera, y darse cuenta de lo que es el país cuando vuelves, ¿no?... La desilusión que él sufrió posiblemente incluso haya sido mayor que la que yo tuve cuando volví de Suiza, ¿no?... Y a partir de ahí me pareció que era una historia muy interesante… Yo siempre digo que hago películas para mis hijos… Para que ellos sepan un poco más de nosotros mismos, ¿no?... Porque es cierto que cuando yo empecé a escribir sobre la emigración española en los años sesenta, y hablaba con los amigos de mis hijos, que en aquellos tiempos podían tener del orden de catorce o quince años, no sabían absolutamente nada, o sea, ignoraban que este país había tenido en los años 60 hasta cuatro millones de emigrantes y que prácticamente no hay familia que no haya tenido ningún miembro en la emigración en aquella época… Me pareció triste, y a partir de ahí me propuse el contarlo, y algo parecido ocurrió con los niños de la guerra… J.G.: Y además hablas mucho de todos aquellos voluntarios, profesores, desplazados, que intentaron hacer en la propia Rusia para estos niños algo que se pareciera a un hogar, como el que habían dejado… Y llegas a hacer un cómputo de unos 3.500 desplazados, en aquél momento… C. I.: Sí… 3.000 niños fueron a la Unión Soviética, aproximadamente unos 500 adultos les acompañaron en ese viaje, de una forma absolutamente voluntaria, incluso muchos de ellos dejando a sus familias aquí, familias que creían que dejaban para seis meses, para un año todo lo más, y que al final supuso el dejarlas para toda la vida; porque prácticamente todos tenían un compromiso político, bien con el Partido Comunista Español o bien con el Partido Socialista, y Franco no consideró que había que autorizarles la vuelta, ¿no?... Lo cual se hizo con los chavales a partir del año 57, no con los adultos… Entonces ellos perdieron toda su vida en la Unión Soviética, y digo perdieron porque con los pocos de ellos que pude hablar lo entendían así, entendían que habían perdido su vida en la Unión Soviética, ¿no?... Estaban muy agradecidos a la Unión Soviética porque habían sido muy bien acogidos, obviamente el estar separados de su familia y de sus raíces fue un ‘shock’ tremendo durante toda su vida… J.G.: Otro de los elementos de tus películas que llama la atención, es precisamente la labor de despojar de todo maniqueísmo a los personajes, es decir, por ejemplo en la historia de ‘Ispansi’ se habla de una persona como Álvaro, un compromisario político, que se debe a la causa comunista y que se llega a enamorar de Paula, la hija de un burgués derechista, y llegan a nacer entre ellos sentimientos muy poderosos, desde un inicial sentimiento lógico de encono (como enemigos naturales). Al final llama la atención cómo has logrado una aproximación de las dos Españas, una reconciliación a través de los personajes… C. I.- Sí, es muy voluntario además este propósito que me ha supuesto infinidad de problemas a la hora de mostrarlo a la gente, es como que tienes que ser de un sitio u otro, te tienes que definir… Yo creo que la película está perfectamente definida pero en ese sentido me parece que subrayar excesivamente la obviedad es negativo para la historia… Yo sé de multitud de enamorados que pertenecían a un lado y a otro de esta España dividida, y me pareció que era bonito contarlo pero además, cuando me empecé a documentar, de pronto me encontré con un capítulo de nuestra historia que nadie me había contado, y creo que muy poca gente sabe, y era el encuentro que hubo entre españoles de la División Azul y españoles comunistas en el frente ruso… Y cómo entre ellos se ayudaron para que los alemanes no fusilaran a los comunistas o las tropas soviéticas no fusilaran a los divisionarios… Y esos españoles que aquí se hubieran matado a golpes, allí se defendían porque, consideraban que a 4.000 kilómetros de distancia, eran más hermanos que enemigos, ¿no?... Y a mí me pareció que era muy honesto el contarlo en la película… Dios mío… No te puedes imaginar lo que esas cosas suponen… J. G.: Me lo imagino… Recuerdo que además lo recalcabas en la ‘voz en off’, llegabas a decir en la película de ‘Ispansi’ a través de las voces de sus intérpretes y de la propia del narrador, cómo en la secuencia de las ejecuciones de los comunistas en el bosque por los alemanes, y de su salvación por los divisionarios, aquella no fue la única ocasión en la que se produjo semejante acción, sino que se había repetido en muchos otros momentos… C. I.: Hay una, además, especialmente atractiva para mí, que es cómo un grupo de falangistas españoles de la División Azul llegó a una aldea de judíos sefarditas en los alrededores de Leningrado, y consideraban que eran españoles porque se podían entender perfectamente con ellos, y cuando llegaron los alemanes para llevarse a los judíos ellos dijeron que eran españoles y que no los tocaran, incluso se llegaron a enfrentar españoles y alemanes, que eran del mismo bando obviamente, y los españoles consiguieron que al menos ese día, no se los llevaran a un campo de concentración… También es verdad que la historia no termina ahí, posiblemente, y eso no lo puedo asegurar, llegarían más tarde los alemanes y terminarían por llevárselos, pero esas 24 horas que les ganaron de vida a esos judíos, por el hecho de que hablaran el mismo idioma y de que ellos entendieran que eran españoles, a mí me emociona y me gusta, porque tenemos tantas historias desagradables sobre nosotros mismos, que cuando encuentras una así… J. G.: La importancia además de ‘localizar’ en esa vía muerta, ya que los niños no pueden coger ese tren puesto que tienen que dejar la vía libre para los soldados desplazados al frente de Stalingrado, es como un tema central, lo que sitúa la acción en ese ‘setting’ impresionante incluso para su estética, ¿cómo surgió el hecho de contar con Tote Trenas en la fotografía para elaborar esa estética tan pictórica, al más puro estilo de un ‘David Lean’?… C. I.: Tote fue mi director de fotografía en ‘Un franco, catorce pesetas’; a partir de ahí nos hicimos muy amigos y él aporta todo el desconocimiento que yo tengo del oficio… Yo le cuento lo que he soñado y él me dice si es posible o no es posible… Hemos llegado a ese acuerdo, ¿no?... Yo le digo… Mira, lo he imaginado así… ¿Tú crees que es viable? Y hay muchos que me dicen: “no, así no se puede contar” y Tote es de los de: “Sí se puede, Carlos… Ya verás como sí se puede”… Y da gusto con él porque te anima mucho en el sentido de que da valor al planteamiento estético que has hecho tú de la película y eso, hablando de una persona que conoce tanto la estética del cine como él, a mí la verdad me parece muy bonito… J. G.: Además, recordemos que fue el director de fotografía de ‘Solas’, de ‘La buena estrella’, es un director de fotografía que está acostumbrado a trabajar mucho la composición del plano, tamiza muy bien la luz… C. I.: Además está encantado porque los proyectos que le presento, en ese sentido, son muy atractivos para él, porque de pronto nos vamos a los Alpes, o recreamos la Rusia de la Segunda Guerra Mundial, en cualquier caso estamos con paisaje y con nieve y con sentimientos a flor de piel que transmiten el frío, el calor, la humedad del bosque y es algo que le emociona porque es un hombre que, aparte de ser director de fotografía yo le considero como muy campesino en ese sentido de adorar la naturaleza, a mí me impresionaba cómo tocaba los árboles, la rugosidad de la corteza, es algo que lleva muy a ras de piel… J. G.: Sin duda, resulta admirable, en todo momento, tanto la elección del equipo artístico como la del técnico… Existe una química especial… Actores, operadores, la selección detallada del vestuario, la complejidad de la producción, ya que estamos hablando, en todo caso, de películas de época y además en localizaciones muy diversas y con temperaturas contrastadas… Tenemos un clima de 30º o 40º bajo cero y pasamos a Sevilla, o a Galicia, en el caso de las otras dos películas… Existe un cromatismo opuesto, un cambio total de la luz que se refleja en el color y en todas sus tonalidades… Esto incrementaría igualmente las complejidades ya existentes por el cambio tan ostensible de localizaciones en la producción… C. I.: Sí, el frío asusta más de lejos que de cerca… Sobre todo si sabes dónde vas a ir y te equipas adecuadamente… Yo recalqué mucho la importancia del final… Rusia se recreó en el Yura suizo, y nunca subimos de 12º bajo cero. Es un altiplano a 950 metros de altitud, que era lo más cercano a España que teníamos con nieve asegurada, con unos paisajes que no tuvieran montaña, porque estábamos recreando la llanura central rusa, y el tema del clima era importante… Encontrar lagos helados y demás… Aquí los podíamos haber buscado pero los encontrábamos a partir de 3.500 metros, con lo cual ya no daba sensación de estepa ni mucho menos, sino más bien de alta montaña, que es lo que era, obviamente, y ni siquiera a esa altitud en España te puedes asegurar la nieve… Sobre todo el ‘raccord’ de nieve, porque puedes tener un día una nevada de un metro y medio pero sabes que con este solazo, al día siguiente se ha quedado en nada… Entonces cuando ya tuvimos claro que no podíamos ir a Rusia a rodar esta película, de los sitios que yo conocía, que me acordaba, que estuve localizando para ‘Un franco’… , era el altiplano del Yura, que la llaman, por cierto, la Siberia suiza, pero que además tiene una característica especial y es que, el tipo de construcción es prácticamente idéntico por las fotos de la documentación que tuvimos más tarde, de la República de los alemanes del Volga, o sea, aquellas construcciones que los alemanes suizos y austríacos se llevaron a Rusia en tiempos de la zarina, con lo cual lo teníamos todo. Pero hablando con el embajador español en Berna, nos señaló otro punto de encuentro maravilloso, y es que no tenía que llevarme a los niños desde España, porque la tercera generación de niños españoles ya nacidos o criados allí en Suiza, asistían todavía a clases de español dentro de sus propios colegios suizos, para no perder el idioma ni los conocimientos sobre España… Con lo cual, a través de los colegios nos pusimos en contacto con ellos y lo teníamos todo muy cerquita, realmente a 1.300 kilómetros de Madrid y nuestros camiones podían llegar… Estamos hablando de que queríamos hacer una película importante con los medios de una película española… Entonces eso es como intentar lo imposible… Es una película que si la llegan a hacer los franceses no se hubiera hecho por menos de doce millones de euros y si la llegan a hacer los americanos hubieran metido mucha más batalla, habrían podido recrear aquello que yo siempre tenía en mente, y que al final fue imposible, como era la huida de Moscú y ese tipo de cosas que para mí era imposible… Yo tenía que estar en campo, en nieve y todo lo más en trenes, ¿no?... Pero bueno, con todo y eso, yo he contado la historia que quería contar, pero sobre todo era un homenaje a aquellos adultos que, decíamos antes, que habían acompañado a los críos, y de los que se sabe poquísimo… Porque se sabe mucho de los niños de la guerra, el más tonto resultó que vino con la carrera de ingeniero hecha de allí, y todos han escrito sus memorias, porque escriben maravillosamente bien, pero nadie o muy poco, yo no he tenido la suerte de localizar ningún libro, se ha escrito sobre estos adultos… Y a mí me pareció que saltarse el que hayan dejado sus vidas para acompañar a unos críos que no eran sus hijos, es muy triste… Alguien les tenía que recordar… J. G.: Voluntarios que encarnan tan bien, con toda su extensión metafórica y simbólica, y sus múltiples connotaciones, personajes como Ángel, o como la misma Paula, coprotagonista de la historia… El de Ángel parece que va mucho más allá que un mero personaje secundario… Es un profesor que simboliza toda la grandeza de aquellos desplazados que lo dieron todo por una causa y cuando se encontraron con esta situación, al igual que pudo pasar con los exiliados que después vivieron en aquellos barracones del Sur de Francia, y a su drama personal del exilio se les unió la llegada de la Segunda Guerra Mundial y su deportación a los campos de concentración… En cierta forma existe un paralelismo con todos aquellos que pensaron que la guerra iba a acabar mucho antes, que en un año se iba a dirimir, que sería un pequeño exilio, y que terminarían ganándola… C. I.: O que, en el peor de los casos, los aliados se fijarían en España, que fue el gran drama del exilio político español… Todos creían que de alguna forma los aliados, después de vencer a los alemanes, cuando habían avanzado por Italia, iban a seguir con otro dictador que quedaba en Europa en ese momento que era Franco… Pero como todos sabemos, se encontraron los dos ejércitos, el americano y el ruso y dijeron… No, más vale tener a Franco ahí, no vaya a ser que los rusos quieran ir cogiendo más terreno, ¿no?, y entonces fue la gran maldición de la República Española, que no pudieron volver porque nadie les echó una mano para expulsar al dictador… J. G.:¿Qué sensaciones te están dejando los tests previos al estreno de tu última película, ‘Dos francos, cuarenta pesetas’? C. I:- El pase de los cines ‘Kinépolis’ para testarla con público fue maravillosamente bien… Es curioso porque de tanto montar y ver la película llega un momento que pierdes hasta tus propios ‘gags’, y ya como que no te hacen gracia a ti, que los has escrito y ya no los reconoces como ‘gags’, y de pronto la risa, la sonrisa o la carcajada de la gente te recuerda que ahí lo había (risas) y el día 16 para ‘la Universal’ vamos a hacer un pase con público para 400 personas, el preestreno lo decidirán más adelante las distribuidoras… J. G.: ¿De alguna forma supone el cierre de la trilogía de la emigración?... C. I.: Yo ya no me atrevería a decir que cierra nada porque tengo en mente otra historia que tiene que ver… Digamos que uno está ligado… No sé quien decía que siempre se hace la misma película un millón de veces, ¿no?... El caso de Woody Allen es clarísimo, ¿no?... Todas sus obsesiones están en sus películas y no sé por qué leches a mí me ha tocado, posiblemente por haber vivido la emigración, contar este tipo de historias… Que de alguna forma estaban también olvidadas por nuestro cine, quitando ‘Vente a Alemania, Pepe’, pues nadie se había fijado en el tema de la emigración… Y hasta ahora sí he dicho que era una trilogía y la quería cerrar con una comedia porque me apetecía mucho, y efectivamente la comedia está hecha, se habla de los mismos personajes, se habla de una evolución de esos personajes siete años más tarde, se habla de una España mucho menos casposa de la de los sesenta, se habla ya de emigrantes que pueden viajar en avión, que tienen una segunda vivienda en Torrevieja, que de alguna forma han salido de esa España gris que se vivía en los sesenta, y se habla también de los que se quedan y la visión que tenían de España, porque es curioso, y eso ya me chocaba mucho, cuando era un chaval de 19 o 20 años, cuando iba a allí, era como si no hubiera pasado el tiempo, los españoles recordaban la España que dejaron en ese año 59 o 60, pero claro, contradecirles, me resultaba, a mí, que era un chaval, doloroso para ellos, y entonces no decía nada, pero obviamente no estaban hablando de la España que ya existía… J. G.: Yo lo entiendo como un cierre de la trilogía porque adoptas ese trono de tragicomedia en la que priman los elementos costumbristas de la primera y tercera parte, que se diluye en la segunda para cargar las tintas en el rigor documental y la profusión de datos y experiencias dramáticas que ofreces en ese ‘ínterin’, mediante la ‘voz en off’, las situaciones de los personajes y el completo cambio de registro que deriva hacia el mencionado drama… ¿Quizás queda entre medias para mostrar la verdadera realidad vivida por muchos o la otra cara de la emigración, lejos del tono liviano adoptado por el inicio y la conclusión, o para cubrir un espectro más amplio de vivencias?... C. I.: Bueno, yo creo que hay cosas que se pueden tratar con un tono de humor y hay otros que cuesta mucho introducir el humor. A mí el exilio, que es una manera más que ha tenido este país de empujarnos hacia fuera, lo he contado muchas veces, y yo creo que el protagonista absoluto de las tres películas es España, aunque nunca estamos en España, pero se añora, se reclama volver a España, es como que España esta ahí, pero esa jodida España es la que te ha dado una patada en el culo y te ha empujado fuera, ¿no?... O bien para buscarte la vida como emigrante… O bien por el momento político que estaba viviendo y el exilio obligado que tenías… Entonces yo creo que… Adoro este país y me encanta el ser español si eso lleva a algún sitio, pero además de todo eso le tengo un rencor profundo porque me duele profundamente… Entonces, es como cuando llegué de Suiza y dije… cuando sea mayor este país se parecerá a Suiza y yo me voy de aquí y esto no se parece en absoluto; me refiero a esas partes que me gustaría que se parecieran, como ese cuidado que ellos tienen por la Naturaleza, ese cuidado que ellos tienen por lo que es de todos, y no particular, eso que tantas y tantas veces hemos hablado todos y que vemos en cuanto viajamos un poquito y que es tremendo… Y ahora figúrate la que nos ha caído, no hay político honrado, esto ya es… (sonrisa y seriedad) es tremendo porque nos quita fuerza, nos quita ganas de luchar, es como que nos van a robar en cualquier caso y entonces no vale la pena ser demasiado honrado, esto es un ‘handicap’ enorme para cualquier país. J. G.: Y además se nos presenta otro paralelismo evidente… Vuelve otra vez el ciclo de la emigración, aunque en este caso por la falta de empleo en nuestro país y al mismo tiempo tenemos que hacer una reflexión sobre el inmigrante aquí, puesto que en su momento nosotros también fuimos emigrantes, ahora volvemos a serlo de nuevo… C. I.: Sí, yo conté en ‘Un franco, catorce pesetas’, cuando este país se estaba llenando de inmigrantes y no me gustaba para nada el talante que teníamos hacia ellos… Pero en muy poco tiempo nosotros hemos vuelto a estar en el hecho de la emigración, lo cual me parece tremendo, yo creía que esa etapa ya la habíamos superado, que habíamos llegado al ‘status’ que tienen nuestros países de alrededor, los que se supone que son iguales a nosotros y nosotros a ellos; bien es cierto que no es la misma emigración, porque ahora, todavía es más tremenda, porque se exige que lleguen a Alemania o a Holanda gente con una preparación que, obviamente, sería maravilloso que dieran esos frutos en su propio país, ¿no?... Pues sí, esto va a ser un lastre que vamos a arrastrar durante un montón de años… Parece que yo ya no lo veo, pero tú lo vas a sufrir… J. G.: Yo creo que de alguna manera, unos de una forma y otros de otra, lo están padeciendo. Quizás tenga un poco que ver todo, la corrupción de la que hablabas… C. I.- Sí, yo creo que todos tenemos el país que nos merecemos… Estoy absolutamente convencido de ello… J. G.: Y que está todo interrelacionado, porque en el momento que hay corrupción política, la hay empresarial; el empleo se convierte en precario, incluso desaparece… C. I.: Claro, y figúrate la opinión que debe tener de nosotros un alemán o un holandés que lea el periódico y digan…¿Y estos nos piden dinero?...¿Para qué?...Para derrocharlo lo hacemos nosotros mejor que ellos, ¿no?... Es tremendo… Decía mi padre que es un país de risa y efectivamente, no tiene ninguna gracia pero es un país de risa… J. G.: ¿Te gustaría avanzarnos algo de algún proyecto futuro o que tengas en el horizonte?... C. I.- Hemos empezado el lunes una serie para ‘Globomedia’ que hacía muchos años que no entraba otra vez en algo de televisión y Daniel Écija es un hombre que ha sido muy generoso conmigo, me ha ofrecido siempre un trabajo en alguna de sus series, pero siempre me había pillado o bien preparando o bien a punto de rodar una película, en estos últimos años y ahora pues voy a hacer caja porque lo necesito, ya que el cine es maravilloso pero realmente la televisión es la que te da de comer, ¿no?... J. G.: Y más con esta nueva situación, ¿no?... El recorte tremendo… C. I.: Eso es increíble… Cuando me he enterado el otro día que Francia había bajado de un 7% a un 5% el IVA en cultura, me daba una envidia… Me daban ganas de hacerme francés, con eso te digo todo… J. G.: Y además ha repercutido prácticamente en todos los ámbitos… Ha habido reducción de subvenciones por una parte pero también cierre de salas por el aumento del IVA, falta de inversiones… C. I.: Estamos muertos antes de nacer, o sea, no tenemos ni la más mínima oportunidad de sacar la cabeza… No podemos sobrevivir en este oficio, eso hay que decirlo claramente… Es tremendo… Yo por la edad que tengo creo que, mal que bien, llegaremos al final… Pero los chavales que empiezan ahora, mis hijos que están entusiasmados con este oficio, yo no sé que decirles… No sé qué decirles… No sé ni cómo van por la mañana a trabajar, a intentarlo… Debe ser una desilusión tremenda el saber que tienes un país que no te apoya en absoluto para nada… J. G.- Quizás la solución pueda ser la mirada hacia otros países, la coproducción, la interrelación cultural… C. I.: Si cada vez somos más pequeños porque cada vez podemos hacer menos cosas, porque las cosas que podamos hacer son cada vez más pobres, realmente, como coproductores, por ejemplo, las coproducciones con Suiza, ellos no podrían ser mayoritarios, estamos hablando de un país de siete millones de personas contra uno que tiene 45 millones. Somos nosotros los que tenemos que dar un paso adelante y según las historias que cuenten, porque si somos minoritarios, el que cuenta la historia es el francés y el que te pide ayuda es a ti… Pero si nosotros queremos contar las historias el que va a ser minoritario es el francés… Y para eso… El mayor coproductor, lo primero que pone encima de la mesa ¿qué pone?... Yo pongo el guión y tú te lo ventilas… Es muy difícil… J. G.: ¿Y recurrir a conceptos universales que se puedan exportar a mercados como el oriental, que pueda comprenderse apelando a nuestras sensibilidades comunes? C. I.: Yo creo que toda película que merezca la pena llamarse así se entiende en cualquier parte del mundo y sobre todo en un mundo global como el de ahora, ¿no?... ‘Un franco, catorce pesetas’ se ha pasado hasta el presente por más de cuarenta países, algunos de ellos orientales, y los cines estaban llenos, y la han entendido perfectamente aunque ellos no hayan hecho una emigración a Suiza, igual que nosotros entendemos las historias de la Guerra de Secesión americana y no la hemos vivido, y ya no te digo nada con las de los romanos y las faldas cortas (risa), entonces yo creo que el buen cine o el cine que puede interesar sí es universal; pero claro, tienes que tener unos mínimos para publicitarte y para hacerte un hueco dentro de la oferta tan tremenda que hay hoy en día, para abrirte un hueco y que se te vea la cabecita… Y si no se te ve la cabecita mueres… Y se entera de que has hecho una película tu madre y un primo hermano que tienes en Quintanar de la Orden…, al que le llamas tú para que se entere porque si no, no se va a enterar… J. G.: …y los presupuestos son elevados y hay que amortizarlas… C. I.: Claro… El cine, el mayor ‘handicap’ que tiene es que es caro… O sea, al contrario que un artista, o un pintor, que con veinte euros se ha comprado un lienzo, o unas pinturas, y efectivamente, puede hacer una obra de arte o maestra por la que le paguen una millonada, el cine como requiere de muchos oficios es caro, aunque ahora se pueda hacer una película por menos dinero, gracias al vídeo digital… Antes una copia de una película te costaba del orden de 800 euros; ahora por 100 euros tienes una copia para llevar a cualquier cine, incluso al mejor cine del mundo, pero con todo y eso en una película normalita intervienen del orden de 70 o 75 personas directamente, sin contar actores, pues imagínate cada uno, obviamente, teniendo que comer de un sueldo que salga de esa película… Es un producto caro… Pero también es cierto que es la obra más completa que existe hoy en día, ¿no?... No hay nada equiparable a ver una buena película, o bien en tu casa o bien en una sala… Lo tiene todo… Tiene música, tiene fotografía, tiene actuación, tiene paisaje, conoces mundo, conoces historias… J. G.: ¿Y qué te parecen, por ejemplo, herramientas de financiación como el ‘crowd funding’ a través de Internet, mediante las cuales, mostrando en una web el proyecto de tu película, como en un escaparate global, lo puedes presentar en cualquier parte del mundo y conseguir financiación a partir de que alguien se interese por él, aunque esté en las antípodas, por ejemplo en Australia…? C. I.: Yo creo que para películas muy pequeñitas que se hacen por 300.000 euros con un grupo de amigos, de entre los cuales uno pone el piso y se rueda ahí mismo, pues ese tipo de cosas sí se pueden sacar así; ahora bien, ¿cómo levantas una película de tres millones de euros, ¿me entiendes?... Tardarías toda una vida y, vamos, a mí no me queda vida suficiente (ríe)… Te lo dejo a ti a ver si tú… No creo que sea la forma de hacerlo, ni muchísimo menos… Hombre, hay lo que sí funciona en Estados Unidos, la gente que invierte en cultura o en cine se puede desgravar hasta un 50% de la inversión y eso sí sería una posibilidad… Yo creo que los países que la han adoptado, la verdad es que les ha funcionado maravillosamente bien… Y otra cosa es la ayuda estatal, porque si no solo conoceremos historias de Nueva York, de Tennessee o de Ohio, pero no sabremos nada de Astorga, ni de Valladolid, ni de Alicante, ni nada que tenga que ver con nosotros… Sólo sabremos historias americanas… A mí me sorprendió mucho al llegar a Nueva York que, cuando después estuve en Valladolid dije: ¡vaya, sé más de Nueva York que de Valladolid!... Llegabas y todas las calles te sonaban… J. G.: Y para la distribución de todas estas películas, ¿crees que en el futuro podría haber un pacto para que se pueda ver cine con calidad pagando un pequeño precio…? C. I.: A mí me parece que sería muy honesto que fuera así, a mí me parece que el cine está caro, y sin contar la subida del IVA, yo me acuerdo que cuando era un chaval podíamos ir al cine sin que a nuestros padres les costara nada, también es cierto que existían esos cines de barrio donde veías dos peliculones, que efectivamente no estaban en estreno, pero de chaval te daba igual, y te veías dos peliculones, dos películas de una vez: ‘Ben-Hur’ y 'La Biblia en verso', vamos… (risas) Y por muy poquito… A mí me gustaría recuperar ese tipo de contacto con el cine porque únicamente que exista cine de estreno me parece un poco…. En esta sociedad que cada vez es un poquito más pobre, me parece que está fuera de lugar… J. G.: Abogarías entonces porque hubiera una Serie B… C. I.: Sí… A mí me parece que sí… Que fue tremendo el haber perdido esas salas, pero de alguna forma… A lo mejor no con el tamaño que tenían… Porque teníamos unos pedazo de cines en los barrios… impresionantes… Pero es cierto que a los jóvenes hay que mostrarles de nuevo la importancia del cine para ver una película… Que por mucho que la película sea cojonuda no se ve igual mientras tu madre está friendo y te llama para cenar, que cuando estás ahí, y has tenido la voluntad de ir a ese sitio determinado y la luz está apagada y ya no te digo nada si es una comedia y compartes con otros la risa o la carcajada, y participas del calor humano que transmite una película y un momento, entonces eso es maravilloso, claro, a mí me horroriza que mis hijos puedan ver películas en el móvil, digo: ¡pero qué ves!... Es como me decían a mí el otro día… Estaban viendo la diligencia… Digo: “…pero ¡qué ves, si no ves a ningún indio, un mogollón…!” J. G.: Ahí sí es cierto que el tamaño sí que importa… C. I.: Vamos, no tiene nada que ver… J. G.: La experiencia de la sala oscura es única… Algunos la llegaban a comparar con los templos, o el templo del cine, y es algo realmente insustituible, que nunca se podrá comparar con otra cosa, por muy sofisticada que sean los equipos de reproducción de imagen y sonido… C. I.: Bueno, es cierto que hoy, los televisores que hay, yo tengo un amigo que tiene un televisor de 90x95 que es impresionante, pero cuando ve una comedia, pues está más solo que la una; tu ves ‘El guateque’ de Peter Sellers sólo o con un whisky y… bueno… Pero lo ves con 400 personas y te partes… A mí me echaron del cine… En 'El jovencito Frankenstein', me echaron del cine porque ya no podía más… Me moría de risa… Y la he vuelto a ver en mi casa y digo… Bueno, está bien, pero… ¡No hay color!... Ni muchísimo menos… J. G.: ¿Te gustaría añadir algo más a la entrevista, o hablar de algún tema específico…? C. I.: No, estoy muy agradecido a la ciudad de Astorga y al festival de cine de que me haya concedido sin ningún mérito para tenerlo este premio de honor y me siento muy cercano a vosotros porque como ya he dicho muchas veces, tengo amigos que tienen casa en Chana de Somoza y cada dos por tres estamos por aquí, y ya me he hecho con un grupo de amigos de aquí de Astorga, que vendrán mañana, y que me están esperando… Yo creo que ya está todo dicho, y que es una entrevista muy interesante además, la que has hecho… J. G.: Interesante por la información que nos has aportado tú… C. I.: No, pero hay preguntas y preguntas… Preguntas de gente que te viene, y eso es verdad, sin haber visto ‘Un franco, catorce pesetas’, sin haber visto ‘Ispansi’, sin haber visto absolutamente nada de lo que están preguntando… Claro, el entrevistado se da inmediatamente cuenta de ello, y de pronto se crea aquí un muro tremendo porque, lo primero de todo, parece que a este señor no le importa absolutamente nada… Entonces, tantos y tantos detalles que has dado de que sí has visto las películas, aunque sólo sea por agradar al creador, ¡joder!, eso es maravilloso… J. G.: Aún me encantaría poder seguir hablando de muchos más detalles, por ejemplo, me parecen magistrales esos guiones, de las tres películas, pero especialmente el de ‘Ispansi’, porque está urdido a base de diálogos y monólogos que tienen una profundidad… Un alcance metafórico… Una intencionalidad lograda en cada una de sus palabras… Me parece que mantiene una sintonía especial con el argumento y con la trama que se narra en la ‘voz en off’… Ese equilibrio es algo muy difícil de conseguir y creo que está realmente logrado… Uno de mis monólogos predilectos es el de Paula en el enfrentamiento con su hermano, a su regreso a España, cuando le pregunta si lo pasó mal por verse obligada… C. I.: A convivir con los que no tienen religión… J. G.: …y ella le hace ver la realidad que ha vivido todos estos años desde el punto de vista de Álvaro… Parece que le ha calado, aunque el espectador pueda pensar en algún momento que ha vivido más alejada de sus vivencias y experiencias ideológicas, y le hace ver cómo realmente sienten los de la otra parte… C. I.: A mí siempre me ha parecido más interesante escuchar ese discurso en una mujer que siempre ha sido católica y de derechas que situarlo en la obviedad del protagonista masculino que es un hombre de izquierdas y que es evidente que piensa así… Me parece que la evolución de la gente que ha estado con esos ‘diablos rojos’ y ha convivido con ellos y ha comprobado que son seres humanos absolutamente normales y corrientes es un poco lo que le vierte a su hermano en la cara… J. G.- ¿Y aquella anécdota fue real, cuando el hermano le salvó la vida en aquél encuentro que tuvieron con el hermano cuando estaban en Rusia como divisionarios…? C. I.: El hecho de que estuviera dentro de un personaje que fuera el hermano de la protagonista y demás eso no fue real, lo que sí es real es lo que te he dicho antes, que los divisionarios, en numerosas ocasiones, cuando encontraban a partisanos españoles, porque los españoles, como no conocían el idioma, no podían luchar como soldados regulares… Entonces… Hacían guerra de guerrillas, golpes de mano contra los alemanes… Y al no llevar uniforme los alemanes podrían inmediatamente fusilarles en el lugar en el que les encontraran… Estaban armados y no llevaban uniforme… Entonces la División Azul salvó a cantidad de españoles, por eso después debes incorporarlo en el argumento de la forma que mejor se adapte… El personaje de la protagonista está sacado de una historia que me contó mi madre, que se crió al lado de San Francisco El Grande, en el Madrid antiguo, y un día paseando con ella, yo tendría unos 17 años, al llegar a un bloque de casas que era una casa burguesa muy opulenta, me dijo: “Aquí en el tercero, vivía una mujer que se murió de pena porque a su hijo se lo llevaron a Rusia”, y claro, el que a una mujer de esa casa le llevaran un hijo a Rusia era algo que se salía un poco de lo normal, estamos hablando de una mujer que pertenecía a la derecha española, y entonces deduje, a lo mejor, por eso se murió de pena… Y a partir de ahí… Recordando esta historia que me contó mi madre es cuando escribí el personaje femenino de ‘Ispansi’… Era una mujer de derechas metida en un mundo de izquierdas, ¿no?... No sé si ha ocurrido pero podía haber ocurrido perfectamente porque además, era muy frecuente cuando habías tenido un hijo fuera del matrimonio, que colocaran al crío en una inclusa, y fueron los primeros que el gobierno republicano se llevó fuera de España porque como no había nadie que decidiera por ellos, fue el Estado el que decidió, y a muchos de ellos se los llevaron a la Unión Soviética… Entonces me pareció que una cosa estaba relacionada con la otra o podría estarlo… J. G.- También me pareció fabulosa esa planificación que realizas en la parte rusa, esa filmación con planos cenitales realizados con grúa, lo que le otorga un aspecto onírico a las imágenes, retratando paisajes que recuerdan mucho a la inmensidad de la tundra, con árboles distribuidos de forma pictórica y con juegos de líneas que se interseccionan con el trazado del ferrocarril al avanzar junto a los límites de los montes… ¿Resultó a raíz de un arduo trabajo de localización e iluminación, os encontrasteis allí mismo con el paisaje o estaba muy meditado antes de la filmación?... C. I.: Sinceramente no fue premeditado porque con una película española nunca sabes dónde vas a poder rodar… Entonces digamos que sí había cierta estética aunque sólo te viniera de tantas y tantas películas sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre todo visioné un montón de películas soviéticas de aquella época, que se hicieron o en plena guerra, o a muy pocos años de terminar la Segunda Guerra Mundial, pero después nos encontramos con el hecho del paisaje real que tiene el Yura, el tamaño de los abetos, cómo son, cómo son las vías, cómo son los montes, cómo es el grosor de la nieve y cómo son los ambientes… Y a partir de ahí, como te decía antes, la ayuda de Tote fue impresionante porque, de pronto sacamos partido a lo que teníamos… Digamos que en una película española, al contrario que cuando tienes una película real, grande, tienes que adaptarte a lo que sabes que vas a tener… Y dejar de seguir soñando porque si no te vuelves loco… O sea… Si pides un imposible no haces la película… Entonces, de lo que hay que sacar partido es de lo que tienes… Si yo sé que sólo puedo rodar en este patio, vamos a rodar en este patio para sacarle partido con mucho cariño… Porque como yo en vez de esto quiera un patio en un castillo medieval pues me volveré loco… Entonces es lo que hay… J. G.: Permíteme dos comparaciones, quizás sean dos atrevimientos pero a mí me pareció muy ‘eisensteniano’ el montaje de la muerte de Javier, el hijo de Paula, con la caída del frasco de mermelada sobre la vía, que habían cogido por necesidad, ese montaje que realizas eludiendo directamente el atropello a base de primeros planos, por una parte me parece un homenaje fabuloso a ‘Sergei M. Eisenstein’, por cierto, homenajeado en su propia tierra y, por otra parte, también me recordó mucho a ‘Truffaut’, la pequeña burla que hacen los chicos de la escena de amor entre Álvaro y Paula… C. I.- Es verdad… No había caído en ello hasta que lo has dicho, pero es verdad… Si es cierto que yo me fijé mucho en el expresionismo alemán, en el expresionismo de los años veinte y treinta, entonces digamos que ‘El acorazado Potemkin’ tiene unos primeros planos de los campesinos y obreros del muelle y de los soldados, que son maravillosos, que obviamente a mí me hubiera gustado tener esos rostros campesinos y esos rasgos que ahora ya es muy difícil porque todos nos damos crema y entonces… (risas) La cosa cambia mucho… Pero sí es cierto que una idea que tengo para una película que quiero rodar en Alpes, también tendré que hacer un ‘casting’ muy especial para encontrar ese tipo de caras, y todo eso de la mermelada tiene que ver con esa forma de contar de aquellos momentos; a ellos les horrorizaba la obviedad de contar la crueldad de un atropello a un niño de esa edad, digamos que lo sugerían, no había para nada la necesidad de quedarse con las tripas colgando en el tren, que es algo que ahora se haría con la mayor naturalidad, puesto que todo el mundo está acostumbrado a ver esos horrores… Pero no, a mí me pareció que quedaba mucho mejor, además, siendo el hijo de la protagonista… J. G.: He encontrado infinidad de homenajes en tu película pero quizás sea otro el momento de ahondar en ellos… C. I.: Hay homenajes que quedan en la retina, nunca olvidaré aquél de cuando estábamos en el Festival de Huelva, donde nos dieron el Premio del Público, que un periodista me dijo: “¡Qué maravilloso que hayas elegido el banco rojo para morir el protagonista en el parque!” y le dije: “Me encantaría decirte que está elegido… Eran los bancos que tenía el parque… Y como no tengo presupuesto para cambiar el color, los teníamos rojos y rojos eran…” Lo cierto es que no le viene mal… Pero vamos… Me gustaría tirarme el rollo contigo y decir que los elegí rojos pero… J. G.: La casualidad a veces colabora a favor de la historia y del director… C. I.: Incluso en el subconsciente porque quizás eliges ese parque cuando ha quedado en tu subconsciente que era el parque que tenía el banco rojo… J. G.: Enhorabuena de nuevo y gracias por esta entrevista… C. I.: Muchas gracias a ti…

miércoles, 6 de agosto de 2008

ENTREVISTA DE ANTONIO BUITRAGO A JAVIER SABERIUS PARA R.N.E. Y R.E.E

-Javier, te agradecemos tu amable disposición por la concesión de esta entrevista. En principio nos gustaría que te presentaras como escritor y que nos hablaras de tu seudónimo:

-Gracias a vosotros… Bien, aunque quizás sea más conocida mi faceta como cineasta, realizador o escritor de libros cinematográficos, mi nombre es Javier Gutiérrez y, desde hace unos años, cuando había cierta confusión en los festivales cinematográficos, con profesionales del mundo del cine que poseían la misma identidad (al menos de nombre y apellido), decidí presentarme finalmente con el seudónimo de SABERIUS.
Éste, como todos sabemos, es Javier en latín, aunque originariamente se escribía con X (en lugar de la S inicial). Después, como muchos otros términos latinos, la X pudo terminar asimilándose a la S si este nombre no hubiera desaparecido, si hubiera seguido utilizándose… Pero entonces quizás volviéramos a coincidir varios con el mismo apodo y entonces tampoco serviría para identificarme… Por lo tanto, gracias a esta circunstancia de su singularidad, he podido adoptarlo como nombre artístico… Además, mi padre fue profesor de latín y, quizás en su honor, o como una forma de recuerdo familiar, elegí esta opción… A mi madre la tengo muy presente por innumerables razones, resultaría imposible resumirlas ahora. Entre otras cosas fue la primera que leyó el manuscrito encuadernado de SOCIEDAD LIMITADA y quien me comunicó las primeras y favorables impresiones, mediante la expresión: “La novela tiene “garra”… Afortunadamente no fue la única persona que opinó de esta forma...
También he optado por acuñar como nombre de escritor Javier Saberius atendiendo a su vez a una acertada sugerencia, como tantas otras, de mi hermana Gema, que además ha sido asesora de corrección en las sucesivas revisiones del texto.


-Nos han hablado de esta última novela tuya, SOCIEDAD LIMITADA, destacándola entre otras cosas por su originalidad. ¿Qué nos podrías comentar al respecto?

-En fin, quizás sorprenda inicialmente al lector por su estructura en cuatro partes, en lugar de la construcción tripartita a la que estamos acostumbrados por aquello de respetar el inicio, desarrollo y desenlace o conclusión… Esta estructura aristotélica (que en teatro es la de los tres actos) se mantiene en la primera, tercera y cuarta partes, pero la segunda es una especie de cul de sac donde se agrupan y concentran todos los personajes secundarios, que se presentan precisamente ahí porque, tras la exposición de los personajes protagonistas, son los que van a ir influyendo en los mismos para reconducir finalmente tanto sus existencias particulares como su destino común.
Este detalle de acumulación de secundarios es algo que jamás recuerdo haber leído antes, por lo tanto creí que podía incorporarlo como elemento novedoso...
Asimismo quise dotar a la novela de aspectos igualmente innovadores mediante una utilización especial de las personas narrativas. De esta forma la primera parte, titulada VIDAS PARALELAS, aparece narrada en tercera persona para que el lector pueda observar la historia descrita con cierta distancia, algo que se potencia aún más con la ironía que rezuma el texto y, sobre todo, con la descripción de existencias tan opuestas y discordantes como las de Renato y María, lo que exige una inmediata toma de conciencia social. La tercera parte está escrita sorprendentemente en primera persona. Y digo sorprendentemente porque se trata de los mismos personajes y es algo que, sin duda, puede extrañar al lector en un primer momento.
Este uso de la primera persona, junto al de los lugares comunes que aparecen detallados, ha llevado a muchos a preguntarse si se trata de una novela completamente autobiográfica. En este punto, y sin intención de defraudar a nadie, debo aclarar que aunque en realidad existan apuntes autobiográficos constatables hay una gran parte de recreación literaria que domina el contenido por encima de la mera exposición o reproducción de mis propios avatares.
Aunque en la novela pueden descifrarse códigos de diferentes géneros, los más presentes en ella, los que evoco consciente o inconscientemente, como pueden ser el naturalismo y la novela negra, utilizaban en muchas ocasiones la primera persona, un estilo narrativo que siempre he admirado, sobre todo en los relatos de este último género renovado que surge a finales de los años treinta para desarrollarse plenamente durante los años cuarenta: me refiero a la novelística cultivada por escritores como Dashiel Hammet, Raymond Chandler, James M. Cain y Horace McCoy, que reflejaban en sus novelas el sentir de su época con las dificultades existenciales y el clima de ambigüedad moral durante la Depresión Económica Norteamericana tras el crack bursátil de 1929. Los últimos autores que he mencionado quizás se hallen más próximos al naturalismo literario porque en sus novelas prevalecen elementos como el determinismo (evolutivo o ambiental) y el “fatum” o destino excesivamente marcado por los condicionantes sociales, el entorno, la rigidez de los códigos morales o la escasa permeabilidad del estamento social.
Con respecto al título originalmente se iba a titular MARY FILMS, S.L., pero me decidí finalmente por SOCIEDAD LIMITADA para mantener el doble sentido del mismo, aludiendo tanto a este tipo de sociedades empresariales (ya que la productora que constituye María con el nombre de Mary se trata de una Sociedad Limitada), como a esa parte de la sociedad más limitada por las convenciones, los prejuicios (sociales y de clase), la educación en la doble moral, etc…
Se trata del título que quizás pueda definir con mayor acierto todas y cada una de las motivaciones de la mayor parte de los personajes que aparecen. De alguna forma, casi todos ellos, con el deseo frustrado de pertenecer a esa Sociedad Limitada, acaban engullidos por todas esas limitaciones sociales que mencionaba…
Por último debo destacar mi creencia en el carácter lúdico de la literatura, no sólo con las connotaciones de provocar diversión en el lector, o puede que sí, aunque en el más amplio sentido de la palabra, es decir, que resulte entretenida y jocosa porque al mismo tiempo instruye, según la máxima de Píndaro “delectare et prodesse”, algo que procuro conservar tanto en las construcciones oracionales como en los significados del texto o en la combinación de los personajes, junto a las personas narrativas que acabo de comentar. Un juego que ya propusieran eminentes escritores como Julio Cortázar o Jorge Luis Borges, cada uno a su manera… Yo procuro conservar esta atmósfera de juego con el lector aunque en la novela se expongan asuntos y trasfondos de evidente realidad social. El juego es, por lo tanto, estructural y formal, antes que de contenido. Cortázar supo comprender como nadie estas técnicas para potenciar la actividad del lector y mantenerle siempre despierto… No quiero decir con ello que el lector se pueda dormir si la novela no propone este tipo de juegos, sino que es una forma de mantenerle alerta, en estado de concentración, y una de las mejores vías para ejercitar el pensamiento crítico, para asimilar los contenidos con prevención y lucidez… Mediante el humor y la ironía el lector se acerca al texto y al contenido con una mayor simpatía y en un estado de relajación propicio al diálogo con el autor y, por lo tanto, a su implicación activa y crítica… Los autores mencionados conocían esto muy bien... Y a la vez, el propio Cortazar analizaba en sus obras acontecimientos sociales de hondo calado…No en vano Cortázar es el escritor al que homenajeo en la cita inicial...

-Y hablando de géneros, ¿en cuáles enmarcarías tu novela?

Bueno, en realidad resulta complicado... Hay una parte de la crítica que la ha asociado o comparado con ese tipo de novela negra que se inscribe igualmente bajo los parámetros de la novela naturalista, a la que antes aludíamos, sobre todo si nos centramos en la prosa de James M. Cain, con míticas novelas como EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES, PACTO DE SANGRE, SERENATA, etc…, de las que se hicieron magníficas adaptaciones al cine. En el caso de PACTO DE SANGRE recordamos la legendaria versión de Billy Wilder titulada PERDICIÓN. Sus argumentos describían vidas entrelazadas en ocasiones por conveniencia y en otros casos por auténtico amor en las que uno de los personajes, o ambos, son capaces de arriesgar todo lo que en su vida han logrado para materializar esa relación. El primer significado del texto, el puramente argumental, quizás nos remita a este tipo de tramas características de los melodramas psicológicos próximos a Cain… Sin embargo es posible que en su trasfondo pueda latir con más fuerza el espíritu de Horace McCoy, capaz de perpetuar en sus novelas los brotes de naturalismo literario aparecidos en Norteamérica. El naturalismo, como todos sabemos, fue un movimiento que, aunque inicialmente nació Francia, se exportó a otros países, y tuvo su correlato en Estados Unidos de la mano de autores con la categoría de Stephen Crane, jovencísimo escritor de una emblemática novela pacifista, que incluso se puede considerar antibélica, o una apología de la deserción, como LA ROJA INSIGNIA DEL VALOR, cuyo protagonista decide huir del ejército por el pánico visceral que le produce el campo de batalla y acaba convertido paradójicamente en un héroe de la Guerra de Secesión, o MAGGIE, UNA CHICA DE LAS CALLES, crudísima parábola social ambientada en un Nueva York menos amable y fascinante de lo que la publicidad trataba de patrocinar; o de otros clásicos como LA LETRA ESCARLATA, de Nathaniel Hawthorne, que nos habla abiertamente de la doble moral, de sus injustos códigos de conducta y de sus consecuencias, o SISTER CARRIE, de Theodore Dreiser, en torno a la pérdida de la ingenuidad de un personaje procedente de la América Profunda. En las novelas de Norman Mailer o en los relatos de Raymond Carver también podemos rastrear esa atmósfera de lo que algunos bautizaron como “hiperrealismo” o “realismo sucio”, extensible incluso hasta la novela EL CAZADOR, de E.M. Corder, de la que se hizo una conocidísima y oscarizada versión cinematográfica dirigida por Michael Cimino. Bukowski eligió existencias más extremas, pero ha habido otros autores de los ochenta y noventa, como David Leavitt, o sobre todo Paul Auster, que han comprendido con sus admirables novelas tanto la propuesta de los juegos narrativos con el lector, como la necesidad de recurrir al componente social o a los condicionantes de los personajes en sus novelas…
El mencionado Horace McCoy fue capaz de retratar, desde muy joven, el auténtico panorama social que se vivía durante la Depresión en escalofriantes novelas como ¿ACASO NO MATAN A LOS CABALLOS?, censurada en su momento por su crudeza expositiva y que tiempo después, en los años sesenta, adaptaría notablemente Sidney Pollack en un filme aquí conocido como DANZAD, DANZAD, MALDITOS. McCoy tiene otra novela titulada DEBERÍA HABERME QUEDADO EN CASA que se tradujo como LUCES DE HOLLYWOOD y que detallaba las penosas condiciones de vida de numerosos emigrantes rurales hacia la meca del cine para lograr un trabajo de figurante que nunca llegaría… Mientras tanto, por el camino, serían utilizados e incluso acosados por magnates y estrellas decadentes...En fin, hablábamos de géneros literarios y si no queremos perdernos en divagaciones, quizás lo más pertinente al respecto sea decir que ésta novela se encuentra a medio camino entre el naturalismo literario y la novela negra. Pero no hay que olvidar que la propia divagación forma parte de la materia literaria…


-¿Qué más homenajes existen en tu novela?

Ante todo existe un evidente homenaje al cine independiente. Podemos equipararlo a lo que ocurre con la Historia, mejor dicho, con las múltiples historias tradicionalmente consideradas como menores, que componen el mosaico de la verdadera Historia y que habitualmente no aparecen recogidas en los libros de historia oficiales, o en los registros de la consabida Historia Oficial (y no estoy tratando de hacer un juego de palabras).
Al igual que en la literatura (respecto a lo que se publica, cómo se edita, presenta y distribuye la obra), la historia del cine está repleta de grandes talentos y de joyas cinematográficas que nunca llegan a estrenarse, de obras que, al carecer de la difusión adecuada o de un tratamiento preferente por los condicionantes que sean (a causa de diversos tipos de censura –de régimen, institucional, de exhibición-, por hallarse lejos de las tendencias predominantes, del interés de la crítica, del espectador o de las productoras, o de todos al mismo tiempo), perecen antes incluso de que el espectador tenga acceso a ellas…
De la misma forma que nos acercamos en ocasiones a las bibliotecas o a Internet para satisfacer nuestra curiosidad, el instinto lector, o para emprender una concienzuda investigación con respecto a determinados autores o temas, sus obras, biografías y técnicas literarias, o todo lo que nos ha interesado y apenas hemos tenido oportunidad de conocer lo suficiente, así deberíamos acercarnos a la filmoteca, o a la red, para descubrir talentos que en ocasiones nos han sido escamoteados por los intereses a los que sirve la publicidad… Y reclamar o recuperar estas obras sería una forma de ejercer nuestra conciencia crítica, de reivindicar parte de nuestra historia individual, de la misma forma que el escritor, o el artista, lo hacen con su propia obra, de una manera creativa... El público también puede expresarse, si lo desea, de una forma activa, por medio de esta reivindicación…
Y es que las estrategias publicitarias siempre han operado en contra de los autores independientes, tanto si se trata de escritores como de cineastas, relegándolos en muchas ocasiones al olvido, y la responsabilidad de redescubrirlos en realidad ejercita, fortalece y acrecienta esta conciencia crítica, haciendo subsistir, al mismo tiempo, tanto a escritores como a cineastas independientes, permitiendo a su vez la existencia de sus imaginativas e innovadoras propuestas. Y esta originalidad no sólo aparece en los argumentos, sino también en el estilo literario, en la estructura, o en la estética cinematográfica. La recuperación de la estética cinematográfica es una de las labores quizá menos comprendidas desde la llegada de la imagen virtual o del mundo digital a la esfera fílmica y sin embargo es lo que más ha emparentado al cine con las Bellas Artes, lo que le hizo ganar el reconocimiento como Séptimo Arte. Esta postura crítica y reivindicativa en torno a las manifestaciones artísticas ante el mundo es sin duda lo que más nos acerca al hecho de sentirnos vivos…
En SOCIEDAD LIMITADA los protagonistas, Renato y María, están relacionados directamente con el mundo del cine. El personaje de Renato sin duda puede ser un trasunto del cine comercial, dirigido al espectador juvenil, con argumentos maniqueos y una existencia egocéntrica, omnipresente y avasalladora, cuyas producciones están programadas para triunfar desde la propia línea de salida, avaladas por exorbitadas campañas de marketing y un “merchandising” que hace multiplicar sin medida los beneficios de sus inversiones, aunque el propio autor sea el último beneficiario de estas estrategias comerciales… (Si no se convierte rápidamente en productor o coproductor). En el personaje de María se podría reconocer en cambio al cine de autor.
Se trata de un personaje maduro, como sus argumentos y propuestas, de vuelta de casi todo, que había sido en su juventud una realizadora de prestigio y ahora debe recuperar parte de su gloria pasada si quiere sobrevivir y que su obra se conserve y permanezca en el tiempo.
La novela propone que en alguna ocasión un Renato, es decir, este tipo de cine o, mejor dicho, sus productores, pueden enamorarse del cine independiente, o de María, y mantener igualmente a su hija, curiosamente llamada Felicidad. También nos habla de la suerte o futuro que este amor podría correr si se halla sujeto a las consideraciones de todos los que rodean a Renato, es decir, a todos los intereses creados, reflejados aquí en las ambiciones que hay en juego (dentro del mundo real serían los intereses serviles a las grandes productoras que sólo creen en el cine como una forma más de negocio).
Pero en realidad la novela posee diferentes lecturas: hay una primera lectura más directa y rápida, que puede ser también la más “comercial”, entendido este término como de “fácil consumo y digestión”. Sin duda el nivel argumental y la división en partes y capítulos breves facilita la linealidad, a pesar de esa segunda parte que podría ralentizar la acción, pero que he decidido introducir por motivos igualmente lúdicos y afines a la innovación. Esa rápida sucesión de acontecimientos favorece la comprensión lectora inicial. Ahora bien: si la releemos o nos detenemos atentamente en su lectura podemos descubrir aspectos como el de esa ironía implícita con la que se describe al personaje de Renato, con resonancias a Thackeray o Waugh, aunque siempre con una elaboración muy personal. Esta nos lleva desde el principio a señalar la existencia de Renato como insultante al lado de las sentidas y honestas descripciones del vapuleado personaje de María. Sin embargo esta exposición inicial de Renato, junto a la exhibición elegíaca de esas descripciones fastuosas, prolijas en epítetos y sentencias hiperbólicas, constituye un primer mensaje de alerta enviado al lector, a partir del cual debe acercarse a su historia aún con mayor cautela, comprendiendo cómo la existencia aparentemente tan dichosa de Renato puede tratarse en realidad de un montaje, de un conjunto de fuegos de artificio que quizás ni él mismo esté controlando, y haciéndole ver cómo el personaje de María, tan próximo a la destrucción y al olvido, posee todavía los recursos más valiosos con los que todo ser humano puede contar y, lo que es más importante, comienza a ser consciente de ellos. Estos son la lucha por la supervivencia y el uso de la imaginación. Con ambos casi todo es posible…
Los personajes secundarios parecen actuar como meros comparsas o figurantes, aunque tampoco nos debemos engañar: la presencia de cada uno de ellos es crucial con respecto a la evolución sentimental de los protagonistas, las opiniones vertidas pueden modificar sustancialmente su periplo y sus actitudes influyen poderosamente en el desenlace argumental. Si bien no hay grandes antagonistas, con la excepción del personaje de Julio, el exmarido de María, del que recibe ataques directos pero que ante la presencia de Renato va desapareciendo, sí existen enemigos declarados como Patxi y Santi, a través de cuyos tejemanejes pueden llegar a crear una tupida red de oponentes con la intención de destruir y dilapidar el proyecto de Renato y María; o Chimo, que lucha por destituir a Renato de un estrellato que él mismo considera fatuo para ocupar su puesto en el mismo momento de su abdicación.
Desde entonces cada párrafo, cada personaje y cada parte de la novela puede dar un vuelco a todo lo anterior... Y desprovistos de las coordenadas para analizar el terreno que pisamos, se pueden multiplicar sus lecturas casi como en un juego de espejos...
También hay que tener en cuenta las diferentes estructuras que recorren la novela: las construcciones simétricas, presentes desde el inicio en las presentaciones paralelas de Renato y María, su convergencia y final; esta doble presentación o binomio también puede derivar de la enriquecedora influencia del cine en la novela contemporánea. Teniendo en cuenta esta influencia recíproca, para su transposición a imágenes podríamos utilizar desde recursos como el montaje paralelo hasta el plano partido… Otra estructura sería la de “auge y caída” de los personajes, la de las cuatro partes, o pilares sobre los que se asienta una superestructura o trama empresarial superior que tan sólo se sugiere, pero que es deficitaria de infraestructuras. Esto puede ser lo que estén poniendo en marcha, sin darse cuenta del todo, Renato y María… Existe igualmente una serie de retrocesos y saltos temporales, que en cine reconocemos como flashbacks. Si bien el personaje de Renato aparece descrito en un presente inmediato, en el de María abundan las referencias hacia el pasado y sobre todo incide en la importancia de recuperarlo para poder sobrevivir en su profesión. Esta lucha por su recuperación del pretérito crea en el lector la ilusión de habitar en su futuro, incluso de predecirlo… Por lo tanto también está presente el juego cronológico…
Con respecto a los homenajes de los que hablabas en la novela pervive, por supuesto, y como ya hemos indicado y recalcado, la esencia de la mencionada novela negra de los años cuarenta, que difiere notablemente, tal y como Chandler expuso en sus libros teóricos, de la novela policíaca tradicional, pero también se pueden percibir aromas de la novela de intriga y suspense.
Los efluvios naturalistas son ineludibles y verificables en cuanto a la dosificación de los recursos descriptivos relativos a los personajes y a sus peripecias, el apego a una realidad social de candente actualidad, la reconstrucción no sólo caligráfica sino casi fotográfica de determinados oficios y profesiones cinematográficas, o de la puesta en marcha de una productora independiente, la presencia de lugares comunes y, junto a todo ello, el poso filosófico que recorre la novela resulta afín al existencialismo y a veces incluso al nihilismo… Aunque los personajes tratan de sobreponerse al mismo…
Me gustaría destacar entre otros el evidente homenaje que realizo con respecto a los proyectos heroicos, cinematográficos o literarios, que de forma autónoma y en ocasiones con escasos presupuestos se realizan cada año en nuestro país y en otras latitudes y que no son reconocidos como debieran. La novela está dedicada a todos los que han hecho posible que mantengamos encendido ese rayo de esperanza.
Por supuesto, el argumento y la sucesión de los acontecimientos se encuentran recubriéndola como una pátina, como un envoltorio que presenta y expone los ingredientes necesarios para producir una cómoda digestión en el lector que acude a ella en busca de una novela de género, aunque después también puede producir, o eso espero, un cierto retrogusto en los paladares de quienes se acerquen al texto con la intención de hallar otras significaciones y alcances de diversa índole.


-¿Qué autores recomendarías a los lectores?

Realmente es una de las preguntas más difíciles de responder. He intentado glosarlos en mi blog y casi siempre la memoria es traicionera a la hora de elaborar esta lista. Aparte de los mencionados recomendaría, por ejemplo, entre los autores más clásicos, a los filósofos polifacéticos como Platón, Aristóteles y Tomás Moro, junto a obras como La República, o Utopía, pasando por Luciano y sus Sátiras, por Dante, Ludovico Ariosto, Kepler, Godwin, Swedemborg hasta Da Vinci, Darwin y Voltaire, escritores y poetas castellanos clásicos como Cervantes, Quevedo, Góngora, Bécquer, Larra, García Lorca, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Leopoldo Panero, también Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Blas de Otero y actuales como Miguel Ángel González, José Ángel Valente, Luís García Montero, Antonio Gamoneda, Luís Alberto de Cuenca, Leopoldo María Panero, etc…
También de nuestro país a escritores contemporáneos como Antonio Muñoz Molina, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Madrid, Ricardo Muñoz Suay y Eduardo Mendoza, por su apasionado romance con la novela negra y la admirable renovación de un género demasiado recordado por su recurrencia a la fórmula, y éste último además merece un comentario aparte…
Pero quizás todavía más relevantes para la configuración de nuestra literatura hayan sido otros como Pío Baroja, Valle-Inclán, Torcuato Luca de Tena, Francisco Umbral, Ana María Matute, Ramón J. Sender, José Mará Gironella, Jesús Torbado, Jorge Semprún, Mercedes Salisachs, Juan Marsé, Juan Benet, Jesús Fernández Santos, Francisco González Ledesma, Juan Antonio Vallejo-Nágera, Terenci Moix, Gonzalo Torrente Ballester, Fernán Caballero, Caballero Bonald, Álvaro Pombo, Antonio Gala, Camilo José Cela, Sánchez Dragó, etc...
De entre los actuales me fascinan Manuel Rivas, Almudena Grandes, Soledad Puértolas, Juan José Millás, Julio Llamazares, Lucía Etxebarria, Espido Freire, Juan Cruz, Alberto Méndez, Juan Manuel de Prada, Carmen Posadas, Rosa Regàs, Maruja Torres, Bryce Echenique, Antonio Skármeta, Roberto Bolaño, capaces todos ellos de hacernos seguir soñando con el pálpito de la literatura viva y realista, de sublimar y enaltecer el arte literario en lo cotidiano, o de retratar con insólita lucidez la esencia de la naturaleza humana en nuestra época.
También autores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, por su escritura única y el asombroso manejo de la paradoja, Alejo Carpentier, por su cuidado estilo barroco, con un admirable derroche de léxico e imaginación, Gabriel García Márquez, por lo extraordinario de su narrativa y el abrazo de la realidad con la leyenda, Mario Vargas Llosa, por el interés de sus historias y la corrección entre la forma y sus contenidos, Pablo Neruda, Octavio Paz, Mario Benedetti…
Clásicos universales como William Shakespeare, Charles Dickens, Fedor Dostoievsky, Leon Tolstoi, Anton P. Chejov, Nicolai Gógol, Stendhal, Emile Zola, Honoré de Balzac, los hermanos Goncourt, Guy de Maupassant, Gustave Flaubert, Marcel Proust, Victor Hugo, Thomas Mann, Heinrich Böll, Herman Hesse, Boris Vian, Milan Kundera, Alberto Moravia, Kafka, Geoffrey Chaucer, Daniel Defoe, Jonathan Swift, Oscar Wilde, Laurence Sterne, D.H. Lawrence, Emily y Charlotte Brontë, W.M. Thackeray, Jane Austen, R.L. Stevenson, Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft, Mark Twain, Joseph Conard, Nathaniel Hawthorne, Henry David Thoreau, Elizabeth Gaskell, junto a otros contemporáneos como James Joyce, Virginia Woolf, Fowles, Harold Pinter, Rudyard Kipling, Djuna Barnes, Beckett, Vladimir Nabokov, William Faulkner, Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, John Steinbeck, John Dos Passos, James T. Farell, Frank Norris, Jack London, Nathanael West, Thomas Wolfe, Graham Greene, Truman Capote, Jack Kerouac, William Burroughs, Evelyn Waugh, Lawrence Durrell, Gerald Durrell, Turkington, Stephen Vizinczey, Patrick Süskind, Kennedy Toole, May Sinclair, Tom Wolfe, Paulo Coelho, Noah Chomsky… También a dramaturgos como Bernard Shaw, Eugene O’Neill, Tennesee Williams, Arthur Miller, Strindberg, Pater, y en nuestro país, aparte del mencionado Lorca, recomendaría a Buero Vallejo, Alfonso Sastre, Marsillach, Sergi Belbel… Sin olvidar a escritores y poetas cineastas como Vachel Lindsay, Jean Cocteau, Margerite Duras, Alain Robbe-Grillet, André Gide, etc...
Además de los mencionados Chandler, Hammet, Cain y McCoy, y teniendo presentes las aportaciones de Conan Doyle o Agatha Christie, que son más conocidos por la novela tradicional de detectives o novela-enigma, recomendaría también a otros escritores de novela negra de la llamada primera hornada como Raoul Whitfield, William Riley Burnett, Paul Cain (no confundir con James M. Cain), Cornel Woolrich, Norbert Davis, Frederick Nebel.
De la segunda hornada de novela negra sugiero la lectura de la obra de Chester Himes, John y Ross McDonald, Dorothy B. Hughes, Jim Thompson, William Peter McGivern, Donald Westlake, Carroll John Daly, Richard Sale, George Harmon Coxe, Earle Staley Gardner, Georges Simenon, Alistar MacLean y otros más actuales como Margaret Millar, Marc Behm, Lawrence Block, Fred Vargas, Henning Mankell, Elmore Leonard, Hernández Luna, Donna Leon, Martín Solares, Benjamin Black, etc…
Otros poetas universales dignos de recomendación a mi entender serían Pessoa, Walt Whitman, Carl Sandburg, Allen Gingsberg, Sylvia Plath, etc….
Igualmente fundamentales considero a autores de ciencia ficción como Julio Verne, H.G. Wells, George Orwell, Aldous Huxley, Yevgueni Zamiatin, Edward Bellamy, Edgard Rice Borroughs, Karel Kapek, William Olaf Stapledon, A. E. van Vogt, Robert A. Heinlein, Isaac Asimov, Theodore Sturgeon, James Blish, Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, Frederick Pohl, Alfred Bester, Philip K. Dick, Ursula K. Le Guin, John Brunner, D. G. Compton, Stanislaw Lem.
Hay otra rama de la ciencia-ficción conocida como la nueva ola, con autores más reivindicativos o socialmente comprometidos como James Graham Ballard, Michael Moorcock, Brial Aldiss, Harry Harrison, Robert Zelazny, Harlan Ellison, Norman Spinrad, Philip Joseph Farmer o Kurt Vonnegut.
También individualidades como Samuel R. Delaney, Thomas M. Disco, Joanna Russ, K. Vonnegut Jr., John Barth, Thomas Pynchon, Anthony Burgess, Robert Silverberg.
De entre los best-sellers destacaría a Stephen King, Michael Crichton, John Le Carré, Dominicque Lapierre, J.R.R. Tolkien y Michael Ende. Y de entre los escritores de relatos por entregas a Hugo Gernsback, E.E. Smith, Stanley G. Weibaum y John W. Campbell. La mayoría de los primeros autores de novela negra también lo fueron. Y tanto los escritores de relatos, como los de textos de comics y guionistas forman una estirpe a tener en cuenta en los tiempos que corren…
Al recomendar las novelas de Eduardo Mendoza contesto en parte a la pregunta anterior. ¿Por qué?. Por ejemplo, ¿con qué género asociaríamos a una novela como LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA?, cuando en realidad se trata de una novela que al mismo tiempo refleja e ironiza sobre los géneros literarios, a través del pastiche…
Además era un ejemplo de sátira total, ya que lograba plasmarla incluso en los nombres de los personajes. Precisamente ésta marcada ironía, rayana en la sátira o en el sarcasmo, con la que describo la ascensión de Renato, no deja de constituir una especie de pastiche que plantea una reflexión sobre el propio género literario y sobre el refrito genérico del que se sirve una buena parte de la novela actual. El resto de las obras posteriores de Mendoza se inscriben en otros géneros diversos sobre los que, además, continúa ironizando. Y decide tocarlos prácticamente todos: el género histórico, la ciencia-ficción, la novela sentimental, la sátira social, la comedia, el vaudevil, el teatro.
Al igual que ocurría con Shakespeare, creo que un autor completo debería ejercitarse en un gran número de géneros, es decir, su corpus novelístico debería incluir un amplio marco para que su obra no pueda ser reducida por las etiquetas genéricas. Yo mismo tengo escritas novelas de casi todos los géneros. Se trata de un corpus novelístico que fui elaborando desde muy joven y que ha fraguado una considerable obra inédita, la cual confío en que se pueda ir publicando gradualmente…
Pero aunque los primeros análisis y presentaciones son necesarios para su descubrimiento, quizás no sea yo el más indicado para hablar de mi obra. Una vez que se publica, o lo que es lo mismo, una vez que se hace pública, creo que su valoración es un cometido que debe llevar a cabo la crítica literaria.


-¿Y qué nos puedes avanzar sobre estas obras?

Pocos lo saben, pero SOCIEDAD LIMITADA se trata, en realidad, de una novela escrita hace diez años que ahora ha encontrado editorial. Forma parte, además de una trilogía que estoy concluyendo. Al resto de las obras escritas con las que he procurado tocar un amplio rango genérico el lector se puede asomar a través de mi blog, que también cumple las funciones de página Web: www.saberius.blogspot.com, en el apartado de SABERIUS FICCIÓN y, dentro de éste, en NOVELA.
Hay toda una saga de novelas adscritas al género negro con títulos como: LA ÚLTIMA DESPEDIDA DE PERFECTO HILARIO, DIÁLOGOS: UN TESTIMONIO DE NUESTRO TIEMPO, UNA INSÓLITA COMPAÑÍA ENTRE BRUMAS DEL PASADO, etc…, escritas en mis primeros años universitarios, antes de los veinte años.
También tengo escritas novelas sociales y naturalistas como LA EVASIÓN, EL ALARIDO, EL COMERCIAL, SOCIEDAD LIMITADA, redactadas entre la adolescencia y juventud. Ésta última, que es la que nos ocupa, en un primer momento se iba titular MARY FILMS, S.L., y también podría ser considerada como novela sentimental, al igual que ELLAS, pergeñada en la misma época.
Hace poco he terminado una novela de ciencia-ficción con ribetes históricos (porque se juega mucho con diferentes épocas tanto del pasado como del futuro), que se titula ASTURICENSES, una novela intimista bajo el título RETRATO DE FAMILIA, obras de teatro como EL ÚNICO DELITO, que es una alegoría sobre los escritores de minorías, o EL ESPÍRITU DE NIVELLE, un drama histórico pacifista que ha sido representado y filmado, etc…
Asimismo tengo libros de relatos como CINCO HISTORIAS DE HUMOR NEGRO Y UNA CANCIÓN DESESPERANZADA, un título que homenajea a otro de Neruda, y cuyos relatos he leído en público en diversas ocasiones. Alguno de ellos también lo he transformado en guión y después lo he adaptado al cine.
He elaborado un volumen cada vez más grueso de composiciones poéticas que di en llamar POESÍA INCOMPLETA, puesto que se halla en constante renovación, es una especie de “work in progress” (disculpen el anglicismo), u obra en proceso, o en construcción, y un tipo de poesía que podría definirse como de “fin du siécle” (excusen el galicismo), con títulos como EL ESPEJO, EL TIEMPO, DESDE EL ACANTILADO, VACÍO DE SABIDURÍA, RECUERDOS DESDE PETRA, VOLVERÁS A MATIORA, etc.
De una etapa muy temprana conservo otros relatos breves encadenados como PUERTAS o LA EXTRAÑA VISITA, que fueron escritos antes de los diez años, junto a relatos largos como KILÓMETRO CERO, o LA ÚLTIMA ESCAPADA, novelas juveniles de suspense como AVENTURAS EN LA LAGUNA PERDIDA, LA LEYENDA DE LA CABEZA EGIPCIA, LA CIUDAD DE VERDEL, ALASKA, etc…, o dramas como LA MUERTE DE AIZAL, escritas estas últimas entre los diez y los trece años. Pero es curioso que haya terminado hablando precisamente de mi obra más prematura...


-¿Y tu obra cinematográfica tanto realizada como escrita?

He adaptado a la modalidad de guión cinematográfico numerosos relatos o novelas propias y viceversa, es decir, he llegado a convertir en novelas algunos guiones propios, aunque esto procuro hacerlo en menos ocasiones, sobre todo porque resulta más complejo, o porque puede ser el resultado de un guión con el que no hubiera quedado del todo satisfecho.
Todos mis cortometrajes se filmaron partiendo de un guión previo, aunque también debo decir que el guión de mi ópera prima como director en el campo del largometraje, titulada TRAS LA VERDAD SOBRE KIKE, fue escrito al mismo tiempo que tenía lugar su realización y montaje, ya que partió de un documental inicial y después se hicieron recreaciones en platós con actores para transformarlo en un docudrama de largo metraje. Podríamos decir que cumple la doble función de guión y cuaderno de bitácora, es decir, la versión definitiva fue la que reflejaba el montaje final...
Sin embargo el largometraje MARTA O LA DULCE VIDA posee un guión muy elaborado, tanto en los diálogos como en las acotaciones descriptivas, que incluso se fue modificando a medida que avanzaba su metraje con numerosos añadidos... La experiencia con estos guiones recuerda, por tanto, a la época del neorrealismo italiano, con la que me identifico plenamente...


-Si SOCIEDAD LIMITADA se trata de una novela escrita hace tanto tiempo ¿has modificado o perfeccionado durante todos estos años su contenido?

-En absoluto. Tan sólo procuré trabajar más a fondo lo referente a las consabidas revisiones ortográficas y de comprensión objetiva del texto: cohesión y coherencia. Como decía Quintiliano: “Eligat ex omnibus optima”.
En mi escritura siempre tengo diversas fases. En una primera escribo la novela casi de un tirón, lo que no suele llevarme más de un mes. Después procuro leer la novela de forma más objetiva, ya que a veces me implico demasiado con cada uno de los personajes hasta el punto de que los árboles de sus peripecias no dejan ver con claridad el bosque argumental, y finalmente procuro que cada uno de sus párrafos y diálogos posean la lógica adecuada para que un lector que se acerca por primera vez al texto pueda comprenderlo en sus diferentes niveles de lectura...


-¿Por qué te has decidido por escribir en castellano?

En principio considero al castellano como la lengua madre, en todos sus sentidos…
Se trata de mi lengua materna y además es una de las lenguas más utilizadas por millones de hispanohablantes, con lo cual existe una retroalimentación muy poderosa y permanente. Los institutos Cervantes presentes en más países cada vez, están haciendo una labor encomiable con el castellano, un idioma de innegable tradición junto a la diversidad lingüística que representan sus dialectos autonómicos o las lenguas con las que convive en nuestro país.
Al igual que tenemos un patrimonio artístico que debe ser conservado, de igual forma opino que deberíamos hacer todo lo que pudiéramos por preservar nuestra lengua frente al avance, por ejemplo, de ese sinfín de vocablos o términos importados del inglés, sobre todo a través de la informática, o en una creciente diversidad de campos semánticos, jergas o lenguajes específicos. Por otra parte también me apasiona la traducción en otros idiomas. Lo cortés no quita lo valiente...
Creo que cada idioma merece el respeto que le ha otorgado su propia tradición y el desarrollo de su sintaxis y terminología, que forma parte de la evolución de un pueblo, o de países con características similares, o de una determinada sociedad, es al mismo tiempo lo que les une y lo que les puede diferenciar... Ahora bien, siempre he admirado la capacidad que el castellano detenta para encumbrarse, más que ningún otro, como un idioma sin fronteras.

viernes, 21 de septiembre de 2007

ENTREVISTA A JAVIER GUTIÉRREZ EN RADIO CÍRCULO (FM 100.4)

El viernes 21 de Septiembre tuvo lugar en Radio Círculo, dial FM 100.4, desde el estudio del Círculo de Bellas Artes, una entrevista a Javier Gutiérrez, con motivo de la presentación del ciclo de ciencia-ficción en el Cine Estudio Bellas Artes y la presentación de su libro “El arte de la Ciencia-Ficción”. La coordinó David Coelho e intervino el programador cultural del Círculo de Bellas Artes Alberto Sánchez. También nos acompañaba Gonzalo, aficionado al género.
El cielo se hallaba encapotado con una masa de nubes grisáceas que se acumulaban en el horizonte. Era uno de los momentos más propicios y con apariencia apocalíptica para hablar de la ciencia-ficción. En aquél marco comienza a escucharse la banda sonora de la versión de Tim Burton de “El planeta de los simios”…

DAVID COELHO: “Tenemos con nosotros a Javier Gutiérrez, autor del libro “El arte de la ciencia-ficción”, un extenso ejemplar que profundiza en el género de la ciencia-ficción y que supone un repaso a sus grandes obras cinematográficas desde los orígenes. Javier, supongo que ya habrás podido identificar la pieza que está sonando…”

JAVIER GUTIÉRREZ: “Gracias, David… Se trata de la banda sonora de la nueva versión de Tim Burton de “El planeta de los simios”, que tiene mucho que ver con las bandas sonoras de los clásicos del género, tan profusas en percusión y sonidos que imitan a efectos ambientales…”

DAVID COELHO: “El libro incluye además una serie de hipótesis muy interesantes sobre nuestro futuro… Y quién mejor para hablarnos de él que el propio autor…”

JAVIER GUTIÉRREZ: “Como bien has apuntado antes del prólogo hay un relato con el que he querido homenajear al género y que establece un notable paralelismo entre las hipótesis futuristas y nuestro presente inmediato. Antes de comenzar la entrevista pude escuchar en la locución de uno de vuestros programas informativos que el oso polar está a punto de extinguirse por la progresiva disolución de los casquetes polares debido a los efectos del cambio climático, la concentración en nuestra atmósfera de dióxido de carbono y otros gases tóxicos… Este es un ejemplo de la situación preocupante que nuestro planeta puede vivir si seguimos llevando al límite este absurdo pulso que nos obstinamos en mantener con la naturaleza… Y en el relato, en clave de distopía, hablo de las consecuencias que podemos sufrir en un futuro no tan lejano si continuamos maltratando de esta forma nuestro medio ambiente…”

DAVID COELHO: “Tenemos con nosotros también a Alberto Sánchez, programador de los ciclos, que nos hablará de éste género…”

ALBERTO SÁNCHEZ: “Estamos sin duda ante uno de los géneros más significativos de la historia reciente, puesto que mucha de su temática ha nacido al abrigo de momentos históricos como las intervenciones bélicas, la posguerra, la guerra fría, la caza de brujas de McCarthy, el temor a la diferencia con el llamado “peligro amarillo”, y que debemos reivindicar como uno de los grandes géneros del cine moderno. Además es un verdadero lujo poder apreciar estas producciones en cine, ya que nuestra generación tan sólo las conoció por las emisiones de televisión y a veces en horarios intempestivos.”

DAVID COELHO: “Háblanos de los títulos que integran este ciclo y que más adelante Javier nos explicará en profundidad…”

ALBERTO SÁNCHEZ: “Pues bien, tendremos ocasión de presenciar filmes como “La humanidad en peligro” (1954) de Gordon Douglas, “El increíble hombre menguante” (1957) de Jack Arnold, “El tiempo en sus manos” (1960) de George Pal o “El hombre con Rayos X en los ojos” (1963) de Roger Corman, otro director y autor interesantísimo.”

JAVIER GUTIÉRREZ: “Apuntamos anteriormente a la necesidad de reconocer a un genio como el de Roger Corman que fue mucho más celebre dentro del género de terror, en sus adaptaciones cinematográficas de los relatos de Edgar Allan Poe, pero que tiene en su haber grandes filmes de la serie B dentro del género de la ciencia-ficción que ahora nos ocupa…”

ALBERTO SÁNCHEZ: “Es cierto, poco antes de comenzar el programa, casi “entre bambalinas”, fuera de micro, tuvimos la oportunidad de hablar sobre lo que muchos consideran un artesano casi de cantera y que sin embargo tiene en su haber un extenso número de películas de una factura extraordinaria y realizadas en ocasiones con un enorme talento y pocos medios…”

JAVIER GUTIÉRREZ: “…y sin perder un centavo, como bien recalcaba en un legendario libro que llevaba este título. Hoy en día el valor de Roger Corman es incuestionable y la película que vamos a tener ocasión de presenciar posee numerosas innovaciones que comentaremos más adelante…”

DAVID COELHO: “Háblanos en efecto de cada una de las producciones… El martes 25 vamos a poder ver, por ejemplo, “El increíble hombre menguante”, una de mis películas favoritas, que muchos descubrieron en aquél espacio titulado “Mis terrores favoritos” de Ibáñez Serrador…”

JAVIER GUTIÉRREZ: “Se trata de una película que nos introduce de lleno en los temores que la sociedad norteamericana comenzó a tener sobre el posible alcance del hongo radiactivo de Hiroshima y Nagasaki y las malformaciones congénitas que provocó… Está dirigida por Jack Arnold y podemos acercarnos a ella con diferentes vías de exploración… En una de ellas subyace una crítica latente a la supuesta familia ideal americana con la supremacía masculina… Una pareja que se encuentra pescando plácidamente en la costa californiana y tras una radiación que se percibe en el horizonte se encontrará inmersa en una peculiar pesadilla: el marido comienza a menguar, al darse cuenta, cada día que pasa, que la ropa le queda más pequeña y observa a su mujer cada vez más grande… Por otra parte está el tema tradicional de las mutaciones biológicas, y se trata igualmente de un tratado sobre la inteligencia práctica o la extraordinaria adaptación del ser humano a un medio hostil, ya que los objetos cotidianos y domésticos comenzarán a cobrar dimensiones insospechadas, como los animales de compañía e incluso los insectos… La adaptación al medio nos recuerda mucho a novelas como “Robinson Crusoe”, de Daniel Defoe…

ALBERTO SÁNCHEZ: “…Y sobre todo a “Los viajes de Gulliver”…”

JAVIER GUTIÉRREZ: “En efecto… Esta referencia es aún más evidente. Además de los acontecimientos narrados aparece igualmente la sátira política y social de Johnatan Swift en cada una de las situaciones planteadas en la película… En realidad el ciclo está integrado por producciones que tienen que ver con la preocupación por la experimentación nuclear y sus consecuencias, como la mencionada y “La humanidad en peligro”; y la búsqueda incesante o la investigación infatigable del individuo por lograr un artefacto o una sustancia que le haga diferente al resto de los mortales o que le permita ir más allá de sus propias facultades sensoriales, como es el caso de las películas “El tiempo en sus manos” o “El hombre con Rayos X en los ojos”.

DAVID COELHO: “Háblanos de “La humanidad en peligro”

JAVIER GUTIÉRREZ: “Antes no debemos obviar a otro genio de los efectos especiales como Clifford Stine, que aunque no llegara a la legendaria categoría de Ray Harryhausen logró dotar de atmósfera propia al “Increíble hombre menguante” con impresionantes hallazgos e innovaciones como las transparencias, el montaje de imágenes con diversas perspectivas o a base de retroproyecciones merced a una cuidada y ajustada iluminación. En cuanto a “La humanidad en peligro”, dirigida por Gordon Douglas, cabe decir que sigue la misma línea, en este caso con la experimentación nuclear en el subsuelo terrestre, lo que según nuestros científicos ha propiciado extraordinarias expulsiones de magma volcánico y una mayor proliferación de movimientos sísmicos… Las criaturas afectadas, por tanto, viven en cuevas excavadas y pondrán en peligro a la raza humana en cierta forma responsable de su gigantismo… Podría seguir igualmente la línea de filmes como “El asombroso hombre creciente”, secuela de la primera película que analizamos…

DAVID COELHO: “En cuanto a “El tiempo en sus manos”…

JAVIER GUTIÉRREZ: “El tiempo en sus manos” es una de las mejores adaptaciones de una novela de George Orwell, con la dificultad añadida que esto supone y la insatisfacción habitual de muchos escritores al respecto. Hay que reconocer un valor inestimable a los guionistas o responsables de esa adaptación… Es una muestra de este incesante afán del hombre por alcanzar y hacer plausible la traslación temporal, la visita hcia otras épocas, incluído el futuro, y otro detalle destacado serían los magníficos efectos especiales de Gene Warren, resaltados aún más con los brillos y tonos llamativos del Technicolor, junto a los efectos visuales, entre los que destacan esas maravillosas secuencias rodadas con la técnica del stop-motion y que nos muestran el veloz nacimiento, desarrollo y muerte de los vegetales, cuando hoy día estamos demasiado acostumbrados a la perfección de esa filmación digital en los documentales que nos muestran este mismo proceso. También habría que destacar la parábola social encarnada en la existencia de los Eloi, seres pacíficos que viven en la superficie, en contraposición con los Morlock, agresivos, que viven bajo tierra, con las connotaciones que todo esto tiene, como si las vivencias a la sombra fueran capaces de pergeñar retorcidas tramas y estratagemas… Pero creo que ahora “el tiempo se nos va de las manos…”

DAVID COELHO: “…y ha llegado el momento de hablar de “El hombre con Rayos X en los ojos”…

JAVIER GUTIÉRREZ: “Dirigida por nuestro admirado Corman y que incluyó notables efectos sobre todo visuales, llenos de imaginación y encanto, muy en consonancia con el espíritu de la época, los colores estridentes y las formas cambiantes, formando composiciones caleidoscópicas que recordaban a las visiones alucinatorias del LSD… Estamos hablando quizás del más importante creador de la Serie B tras la llegada de la televisión y la caída de los espectadores en sala, y que fue capaz de arrastrarlos de nuevo…”

ALBERTO SÁNCHEZ: “Además existe una de las persecuciones en coche más largas de la historia del cine, si no tenemos en cuenta otras del cine de acción actual…”

DAVID COELHO: “Una de las más largas y de las mejor filmadas…”

JAVIER GUTIÉRREZ: “Recordemos que la “road movie” en Estados Unidos es algo más que un subgénero, resulta tod un género en sí mismo que casi sólo se comprende en un país lleno de interminables carreteras que cruzan sus extensos estados y espacios fronterizos… La carretera por tanto es toda una metáfora de la sociedad americana: el hecho de adaptarse al camino o ruta existencial de cada individuo, ante la posibilidad de continuar por el “Main Stream” o la “corriente principal”, simbolizada en las grandes autopistas, o descubrir nuevas sendas o carreteras secundarias, más sinuosas y con curvas, quizás, pero que nos descubren nuevos recovecos de la experiencia humana. Es toda una reflexión en torno al “cine comercial” que sigue las sendas más trilladas o el cine independiente, que suple en ocasiones la falta de medios con grandes dosis de imaginación… Además nos ha deleitado con memorables producciones, desde "Detour", pasando por algunas secuencias de "Psicosis" hasta filmes como "El diablo sobre ruedas" de Spielberg, "Autopista al infierno", "Thelma y Louise", "Breakdown, etc...”

GONZALO: “Este es un punto que a mi me interesa especialmente… El valor de las películas independientes, realizadas con menos medios y mayor imaginación, por encima del cine comercial de Hollywood… Estos filmes tienen mucho más mérito…”

DAVID COELHO: “En fin, ha sido un placer hablar con el autor, Javier Gutiérrez, y en cuanto a tu ejemplar “El arte de la ciencia ficción. ¿qué nos podrías adelantar?”…

JAVIER GUTIÉRREZ: “Se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo en un tratado de referencia obligado tanto para los que deseen realizar algún estudio o tesis sobre el género como los que quieran recordar las películas u obras literarias que más han destacado dentro del género, con más de 250 páginas y un número superior a las mil entradas de títulos… Se puede adquirir en librerías como “Ocho y medio”, en frente de los cines Renoir o la librería de la Filmoteca, así como en la librería del Círculo de Bellas Artes llamada Antonio Machado… Gracias a todos vosotros: Alberto, David, Gonzalo, por vuestra invitación. Ha sido un momento inolvidable…”

jueves, 21 de junio de 2007

LUGARES COMUNES

Se inaugura esta nueva página dedicada a los espacios comunes de presentaciones de libros y encuentros, de amigos, compañeros y afines a SABERIUS.

El primer LUGAR COMÚN inaugural es la presentación del libro de Juan Cruz "OJALÁ OCTUBRE" en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, con la participación en el coloquio del escritor Manuel Vicent, Ángel Gabilondo, rector de la Universidad Autónoma de Madrid, la moderadora Marta Sanz y Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes de Madrid. A continuación se transcriben parte de las intervenciones más destacadas:

Juan Cruz: “La novela rescata sobre todo una época de mi vida marcada ante todo por la figura de mi padre… Mi padre fue una persona llena de imaginación en su propia vida, vivía con una ingenuidad que a veces rozaba lo irracional e inconsciente. Mi madre estaba más “con los pies en la tierra”. Él estaba siempre imaginando y, por tanto, fue un gran inventor. Recuerdo cómo mi padre inventó el plátano seco antes que los japoneses, a conducir lentamente para empaparse del paisaje… Era una persona en continuo movimiento, no concebía la vida sin él… Hay sentimientos que siempre permanecen, como la rabia, y no hay medicinas contra ella, tan sólo un ejercicio diario y constante para evitarla y superarla… Yo no comprendía cómo en aquella época se podía vivir con la práctica de actitudes basadas en la humillación ajena. Al humilde se le humillaba por serlo… Nunca he comprendido que alguien pudiera utilizar una situación de poder para humillar al resto de los seres humanos, tanto en el arte, como en la cutura, como en la política, cuando ésta se ejerce sin humildad, sin vocación de servicio, y se convierte en un ejercicio de autocomplacencia y de demostración de poder, en el que tienes que consolidar ese poder aplastando al otro y, por tanto, arrebatando la dignidad del otro…
Esto marcó profundamente nuestras vidas, sin duda…
“Ojalá Octubre” procede de una reflexión de Truman Capote quien, cuando llegó a Ibiza, se quedó prendado del mes de Octubre y exclamó: “Ojalá siempre viviéramos en el mes de Octubre”… Y es que la llegada de mi padre a Ibiza en otoño le hacía transformarse en alguien lleno de felicidad… Lo recuerdo como los momentos más luminosos y dichosos de nuestra vida…
Otros recuerdos que aparecen son los de los juegos infantiles, como por ejemplo el trompo que vosotros llamáis peonza, el carretillo, etc…
Un día me sorprendí a mi mismo caminando por los pasillos del periódico en el que trabajo, reflejado sobre una superficie que hacía el mismo efecto que un espejo, y creí reconocer en ella a la figura de mi padre, viviendo la misma desazón y angustia ante los interrogantes de la propia vida…

Manuel Vicent: “En el libro te pareces demasiado a tu padre… Hay incluso actitudes que tienes, como la de comer y beber de lado, porque estás a punto de escaparte, o la de no pensar en la respuesta a la pregunta que te están haciendo porque ya estás pensando en lo siguiente… La pobreza en un pueblo con mar siempre fue menos dura…
La envidia es el dolor por la alegría ajena y el rencor la alegría por el dolor ajeno…
No hay rencor en tu novela. Lo suple la imaginación que supera el tono autobiográfico, la imaginación que es esa veladura de la memoria que siempre recrea el recuerdo tal y como se ha vivido… Tú describes lo que se esta viviendo, y también lo que habrías vivido… En la infancia siempre hemos recordado todos los espacios mucho más idealizados: si en la autobiografía se trataría de volver al espacio vivido para medirlo y describir exactamente el número de flores que tenía un balcón en tu recuerdo literario rememoras aquellos pasajes con esa grandiosidad y mitificación con que los viviste…
Si el ser humano no hubiera caído en los siete pecados capitales seguiríamos en la época de las cavernas, sobre todo el de la rebeldía… Si el primer joven de Neanderthal hubiera obedecido a su padre, que le decía que volviera a la caverna antes de las nueve, no habría descubierto las estrellas, las formas y animales nocturnos, la fascinación de la hoguera y el baile… Estos han provocado la transformación del mundo a lo largo del tiempo… El cuanto al pecado de la envidia hoy en día el problema tan sólo existe en cómo se consiga disfrazar o enmascarar… España es en único país donde a veces la envidia aparece retratada con ciertas connotaciones positivas, cuando utilizamos el término “envidiable”: esos zapatos y esa corbata son envidiables… (Juan Cruz jocoso: “¿Sí?, ¿te gustan?...”) O para reconocer las cualidades de la otra persona.
Tratas de redescubrir con acierto Ibiza en esa época otoñal que es precisamente cuando vuelve a su ser, cuando desaparecen las aglomeraciones, la chancleta y el “pareo” y vuelve a ser la Ibiza de siempre.
Tu forma de escribir la definiría como si fueras un cazador de palabras, alguien que echa la palabra al aire o parte en busca de ellas sin saber a dónde le llevará esa aventura, cual será la pieza de caza, como si no supieras como vas a finalizar determinada frase una vez que la comienzas… Es un estilo absolutamente libre y personal, espontáneo…

Ángel Gabilondo, Rector de la Universidad Autónoma de Madrid: El escritor y pensador Max Fritz dijo que la persona que parte en busca de la felicidad “corre el riesgo de encontrarla”, como le ocurrió a Truman Capote en sus viajes a Italia y España, a Roma y a Venecia, a Ibiza y a la Costa Brava, y terminó convirtiéndose en la tercera víctima de “A Sangre Fría”, es decir, pereció autodestruido en medio de tanta belleza… Hoy día la obsesiva búsqueda de una supuesta felicidad nos termina haciendo terriblemente más infelices… La vida nos muestra cómo el mejor camino para lograrla es disfrutar cada instante del día a día y con pleno sentido del humor, es lo que más se acerca a la idea de alegría, que frecuentemente supera a lo que consideramos “felicidad”…
Quizás afortunadamente yo no soy escritor y puedo asombrarme más ante un escritor como tú… Creo que evitas la descripción y optas por la imagen idealizada, que es la base de toda recreación literaria. En tu novela encuentro pasajes que son como sentencias, otros como aforismos que, según decía Nietzsche, es “ese baño rápido en agua fría de entrar y salir”, y algunos párrafos repletos de repeticiones que son como obsesiones… Comprendo que evites caer en el rencor, ya que éste resulta aburrido, cansino, anodino… Cuando aparece en nuestras vidas es ciertamente lo que más hastía…
El sentimiento parece, por tanto, predominar en toda tu novela… Un sentimiento que se traslada incluso al campo de los olores… Cuando somos capaces de descalzar a nuestro padre y echarnos a su lado eso es verdadero amor… La pérdida de los padres es un sentimiento que, aunque nos tengamos que acostumbrar a convivir con él, nunca podemos superarlo… Resulta algo imposible de asumir, la pérdida más importante de nuestras vidas, incluso muchas de nuestras acciones cotidianas están impregnadas por un recuerdo de cómo lo hacían o vivían ellos o de cómo lo harían si aún vivieran…
La melancolía es fundamental para provocar el recuerdo y recuperarlo…

También participaron en el coloquio Marta Sanz, moderadora y Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes de Madrid.


Unos días antes tuvo lugar la conferencia del crítico de cine Domenech Font sobre "Testamentos Fílmicos" en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes.

En su desarrollo se nos puso de manifiesto cómo hasta las grandes figuras inmortales del cine abandonan este mundo y en lo que se conoce como su "canto del cisne" muestran, a modo de testamento, gran parte de los enigmas y claves que han encerrado sus películas a lo largo del siglo pasado.
El ciclo Testamentos fílmicos, acompañado de la publicación de Domenech Font, revisó las últimas películas de algunos de los más legendarios directores de la historia del Séptimo Arte. La últimas palabras de nombres como Buñuel, Truffaut, Wilder, Oliveira, Welles, Dreyer o Tarkovski.
El ciclo se completó con un coloquio en el Cine Estudio con Domenech Font, al que asistió SABERIUS y con el que tuvo la oportunidad de intercambiar una serie de conocimientos y preguntas con respecto a las últimas obras o creaciones a título póstumo de los mencionados cineastas, y otros no incluídos.


Durante la conferencia Domenech Font habló del valor testamentario de las últimas obras de los cineastas y al carácter casi sagrado de toda sala cinematográfica, con la devoción a la que se accede hoy en día, ante el avance imparable de al tecnología y la desertización de las mismas, lo que las convierten igualmente en odeones o mausoleos, había que destacar al condición de panteón de aquél lugar, ya que se disponía a analizar la obra de autores ya todos ellos difuntos.
En contra de lo que muchos críticos, cineastas y espectadores han creído o afirmado, muchas de las últimas obras de los mencionados autores no se tratan en absoluto de películas secundarias, como "Ese oscuro objeto del deseo", de Luís Buñuel, "Una historia inmortal", de Orson Welles, o "Dublineses" de John Huston. Todas ellas poseen el indiscutible talento y todos los detalles que han convertido a sus anteriores producciones en paradigmáticas, resaltando quizás como únicas excepciones las obras póstumas de Charles Chaplin ("La condesa de Hong Kong") o la de Alfred Hitchcock ("Frenesí"), quizás fallidas...

SABERIUS tuvo ocasión de preguntarle sobre la ausencia de algunos míticos filmes póstumos como "La huella" de Joseph Leo Mankiewickz, que Domenech Font había decidido no incluír por considerarlo una obra más bien atípica del realizador y que posiblemente no incorporara sus características más esenciales, o más bien se acercara a lo que se conoce como filme de encargo.