jueves, 21 de junio de 2007

LUGARES COMUNES

Se inaugura esta nueva página dedicada a los espacios comunes de presentaciones de libros y encuentros, de amigos, compañeros y afines a SABERIUS.

El primer LUGAR COMÚN inaugural es la presentación del libro de Juan Cruz "OJALÁ OCTUBRE" en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, con la participación en el coloquio del escritor Manuel Vicent, Ángel Gabilondo, rector de la Universidad Autónoma de Madrid, la moderadora Marta Sanz y Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes de Madrid. A continuación se transcriben parte de las intervenciones más destacadas:

Juan Cruz: “La novela rescata sobre todo una época de mi vida marcada ante todo por la figura de mi padre… Mi padre fue una persona llena de imaginación en su propia vida, vivía con una ingenuidad que a veces rozaba lo irracional e inconsciente. Mi madre estaba más “con los pies en la tierra”. Él estaba siempre imaginando y, por tanto, fue un gran inventor. Recuerdo cómo mi padre inventó el plátano seco antes que los japoneses, a conducir lentamente para empaparse del paisaje… Era una persona en continuo movimiento, no concebía la vida sin él… Hay sentimientos que siempre permanecen, como la rabia, y no hay medicinas contra ella, tan sólo un ejercicio diario y constante para evitarla y superarla… Yo no comprendía cómo en aquella época se podía vivir con la práctica de actitudes basadas en la humillación ajena. Al humilde se le humillaba por serlo… Nunca he comprendido que alguien pudiera utilizar una situación de poder para humillar al resto de los seres humanos, tanto en el arte, como en la cutura, como en la política, cuando ésta se ejerce sin humildad, sin vocación de servicio, y se convierte en un ejercicio de autocomplacencia y de demostración de poder, en el que tienes que consolidar ese poder aplastando al otro y, por tanto, arrebatando la dignidad del otro…
Esto marcó profundamente nuestras vidas, sin duda…
“Ojalá Octubre” procede de una reflexión de Truman Capote quien, cuando llegó a Ibiza, se quedó prendado del mes de Octubre y exclamó: “Ojalá siempre viviéramos en el mes de Octubre”… Y es que la llegada de mi padre a Ibiza en otoño le hacía transformarse en alguien lleno de felicidad… Lo recuerdo como los momentos más luminosos y dichosos de nuestra vida…
Otros recuerdos que aparecen son los de los juegos infantiles, como por ejemplo el trompo que vosotros llamáis peonza, el carretillo, etc…
Un día me sorprendí a mi mismo caminando por los pasillos del periódico en el que trabajo, reflejado sobre una superficie que hacía el mismo efecto que un espejo, y creí reconocer en ella a la figura de mi padre, viviendo la misma desazón y angustia ante los interrogantes de la propia vida…

Manuel Vicent: “En el libro te pareces demasiado a tu padre… Hay incluso actitudes que tienes, como la de comer y beber de lado, porque estás a punto de escaparte, o la de no pensar en la respuesta a la pregunta que te están haciendo porque ya estás pensando en lo siguiente… La pobreza en un pueblo con mar siempre fue menos dura…
La envidia es el dolor por la alegría ajena y el rencor la alegría por el dolor ajeno…
No hay rencor en tu novela. Lo suple la imaginación que supera el tono autobiográfico, la imaginación que es esa veladura de la memoria que siempre recrea el recuerdo tal y como se ha vivido… Tú describes lo que se esta viviendo, y también lo que habrías vivido… En la infancia siempre hemos recordado todos los espacios mucho más idealizados: si en la autobiografía se trataría de volver al espacio vivido para medirlo y describir exactamente el número de flores que tenía un balcón en tu recuerdo literario rememoras aquellos pasajes con esa grandiosidad y mitificación con que los viviste…
Si el ser humano no hubiera caído en los siete pecados capitales seguiríamos en la época de las cavernas, sobre todo el de la rebeldía… Si el primer joven de Neanderthal hubiera obedecido a su padre, que le decía que volviera a la caverna antes de las nueve, no habría descubierto las estrellas, las formas y animales nocturnos, la fascinación de la hoguera y el baile… Estos han provocado la transformación del mundo a lo largo del tiempo… El cuanto al pecado de la envidia hoy en día el problema tan sólo existe en cómo se consiga disfrazar o enmascarar… España es en único país donde a veces la envidia aparece retratada con ciertas connotaciones positivas, cuando utilizamos el término “envidiable”: esos zapatos y esa corbata son envidiables… (Juan Cruz jocoso: “¿Sí?, ¿te gustan?...”) O para reconocer las cualidades de la otra persona.
Tratas de redescubrir con acierto Ibiza en esa época otoñal que es precisamente cuando vuelve a su ser, cuando desaparecen las aglomeraciones, la chancleta y el “pareo” y vuelve a ser la Ibiza de siempre.
Tu forma de escribir la definiría como si fueras un cazador de palabras, alguien que echa la palabra al aire o parte en busca de ellas sin saber a dónde le llevará esa aventura, cual será la pieza de caza, como si no supieras como vas a finalizar determinada frase una vez que la comienzas… Es un estilo absolutamente libre y personal, espontáneo…

Ángel Gabilondo, Rector de la Universidad Autónoma de Madrid: El escritor y pensador Max Fritz dijo que la persona que parte en busca de la felicidad “corre el riesgo de encontrarla”, como le ocurrió a Truman Capote en sus viajes a Italia y España, a Roma y a Venecia, a Ibiza y a la Costa Brava, y terminó convirtiéndose en la tercera víctima de “A Sangre Fría”, es decir, pereció autodestruido en medio de tanta belleza… Hoy día la obsesiva búsqueda de una supuesta felicidad nos termina haciendo terriblemente más infelices… La vida nos muestra cómo el mejor camino para lograrla es disfrutar cada instante del día a día y con pleno sentido del humor, es lo que más se acerca a la idea de alegría, que frecuentemente supera a lo que consideramos “felicidad”…
Quizás afortunadamente yo no soy escritor y puedo asombrarme más ante un escritor como tú… Creo que evitas la descripción y optas por la imagen idealizada, que es la base de toda recreación literaria. En tu novela encuentro pasajes que son como sentencias, otros como aforismos que, según decía Nietzsche, es “ese baño rápido en agua fría de entrar y salir”, y algunos párrafos repletos de repeticiones que son como obsesiones… Comprendo que evites caer en el rencor, ya que éste resulta aburrido, cansino, anodino… Cuando aparece en nuestras vidas es ciertamente lo que más hastía…
El sentimiento parece, por tanto, predominar en toda tu novela… Un sentimiento que se traslada incluso al campo de los olores… Cuando somos capaces de descalzar a nuestro padre y echarnos a su lado eso es verdadero amor… La pérdida de los padres es un sentimiento que, aunque nos tengamos que acostumbrar a convivir con él, nunca podemos superarlo… Resulta algo imposible de asumir, la pérdida más importante de nuestras vidas, incluso muchas de nuestras acciones cotidianas están impregnadas por un recuerdo de cómo lo hacían o vivían ellos o de cómo lo harían si aún vivieran…
La melancolía es fundamental para provocar el recuerdo y recuperarlo…

También participaron en el coloquio Marta Sanz, moderadora y Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes de Madrid.


Unos días antes tuvo lugar la conferencia del crítico de cine Domenech Font sobre "Testamentos Fílmicos" en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes.

En su desarrollo se nos puso de manifiesto cómo hasta las grandes figuras inmortales del cine abandonan este mundo y en lo que se conoce como su "canto del cisne" muestran, a modo de testamento, gran parte de los enigmas y claves que han encerrado sus películas a lo largo del siglo pasado.
El ciclo Testamentos fílmicos, acompañado de la publicación de Domenech Font, revisó las últimas películas de algunos de los más legendarios directores de la historia del Séptimo Arte. La últimas palabras de nombres como Buñuel, Truffaut, Wilder, Oliveira, Welles, Dreyer o Tarkovski.
El ciclo se completó con un coloquio en el Cine Estudio con Domenech Font, al que asistió SABERIUS y con el que tuvo la oportunidad de intercambiar una serie de conocimientos y preguntas con respecto a las últimas obras o creaciones a título póstumo de los mencionados cineastas, y otros no incluídos.


Durante la conferencia Domenech Font habló del valor testamentario de las últimas obras de los cineastas y al carácter casi sagrado de toda sala cinematográfica, con la devoción a la que se accede hoy en día, ante el avance imparable de al tecnología y la desertización de las mismas, lo que las convierten igualmente en odeones o mausoleos, había que destacar al condición de panteón de aquél lugar, ya que se disponía a analizar la obra de autores ya todos ellos difuntos.
En contra de lo que muchos críticos, cineastas y espectadores han creído o afirmado, muchas de las últimas obras de los mencionados autores no se tratan en absoluto de películas secundarias, como "Ese oscuro objeto del deseo", de Luís Buñuel, "Una historia inmortal", de Orson Welles, o "Dublineses" de John Huston. Todas ellas poseen el indiscutible talento y todos los detalles que han convertido a sus anteriores producciones en paradigmáticas, resaltando quizás como únicas excepciones las obras póstumas de Charles Chaplin ("La condesa de Hong Kong") o la de Alfred Hitchcock ("Frenesí"), quizás fallidas...

SABERIUS tuvo ocasión de preguntarle sobre la ausencia de algunos míticos filmes póstumos como "La huella" de Joseph Leo Mankiewickz, que Domenech Font había decidido no incluír por considerarlo una obra más bien atípica del realizador y que posiblemente no incorporara sus características más esenciales, o más bien se acercara a lo que se conoce como filme de encargo.